Felisa San Andrés i Josefina Andújar
DUES SINDICALISTES DE L'ANTIGA FÀBRICA VITOS.
L'antiga fàbrica de gèneres de punt Vitos del carrer Santander és avui un institut d'ensenyament secundari, el Salvador Seguí. La seva transformació va suposar una llarga història de lluites veïnals que havia estat precedida per la lluita sindical per millorar les condicions de les treballadores del tèxtil. Felisa San Andrés i Josefina Andújar.
Felisa San Andrés i Josefina Andújar entraron a trabajar en la fàbrica Vitos de la calle Santander a principios de los setenta. En la fàbrica "se hacían vestidos que ponía la marca Vitos, los más baratos, y luego Valera Ricci, que eran los que iban a El Corte Inglés".
"Éramos quinientas y pico trabajadoras. Había turnos de mañana, tarde y noche. Los hombres trabajaban en la planta de abajo, hilados y tintados. Nosotras éramos las remalladoras. Y arriba las planchadoras. Tres plantas había, y entre medio estaba el comedor y las oficinas." La fábrica elaboraba todo el proceso textil: "Llegaba el algodón y hacíamos el hilado y el tintado, todo el proceso. Hacíamos vestidos, sueters, todo en género de punto. Sobre todo para mujer. Y de hombre, chaquetas. Y luego iba a El Corte Inglés." "Venía gente de dinero porque había exposiciones y modelos de las prendas caras de Valera Ricci. Y se lucían las modelos con la ropa."
La calle Santander, donde estaba la fàbrica, era un lugar apartado: "Yo iba desde el grupo La Paz. Íbamos un montón. No estaba asfaltado. Estaban las barracas de los gitanos en el Puente del Trabajo." "Había que venían a trabajar cruzando el Puente del Trabajo. Sólo había el metro de la Sagrera. Y teníamos que cruzar el puente para ir al metro." "Nosotras hacíamos turno de mañana. Entrábamos a las siete de la mañana y plegábamos a las tres. Teníamos veinte minutos para desayunar."
La brecha salarial ya era entonces algo habitual: "Los mejores trabajos eran para los hombres. Todo lo que era estampado. El sueldo no es que fuera muy alto pero luego teníamos compensaciones de las primas. Te hinchabas a hacer. Éramos quinientas y pico trabajadoras. Había turnos de mañana, tarde y noche. Los hombres trabajaban en la planta de abajo, hilados y tintados. Nosotras éramos las remalladoras horas extras. Parecía que la empresa te cuidaba mucho pero si bajaba el rendimiento te llamaban de personal y te avisaban. La jornada de trabajo era dura."
Su compromiso político llegó muy pronto: "Empezamos muy jovencitas y un grupito de gente teníamos otras expectativas. Nos metimos en el sindicato de Comisiones Obreras, cuando estaba prohibido". "Conseguimos muchas cosas en la empresa: que hubiera comedores, hacer una biblioteca en el comedor, concursos de fotografía, partidos de fútbol..."
Y les tocó vivir la crisis del textil: "Empezaron a cerrar un montón de empresas del textil y empezó la lucha." "Quisieron hacer despidos antes del cierre. Te llamaba el jefe de personal por el altavoz. A mi me enviaban cartas a casa porque “tenía malas compañías”.
"Te presionaban para que no te entretuvieras. Había que pedir permiso a las encargadas para ir al lavabo. Había una lucecita verde y roja mientras tú estabas en el lavabo y si tardabas mucho te venían a picar. Es decir, había un control. Nosotras éramos muy dóciles porque éramos muy jóvenes." "Cuando cerró la fábrica fuimos a juicio. Hubo gente que no aceptó el despido. Antes intentaron que nos fuéramos voluntariamente. Aguantamos un año allí. Dormíamos en la fábrica, vendíamos lo que hacíamos. Con todo el stock, íbamos al mercadillo de San Adrián, lo vendíamos en la fábrica. Incluso la maquinaria."
¿Cuál fue la salida profesional de los despedidos?:
"Mucha gente se fueron a la lavandería del hospital San Pablo. Cuando he ido de urgencias en San Pablo me he encontrado con compañeros".
Josefina:
"Yo volví al textil, Alemany se llamaba, al lado de la Ciudadela. Hice mecarapid y administración. Trabajé en la Diputación, hice oposiciones, me quedé embarazada y me despidieron. Cobraba más en el paro que trabajando. Después me fui a trabajar de monitora de comedor en L’Hospitalet, y es donde trabajo actualmente. Y llevo allí treinta años. Hice un grado de sociosanitario y soy educadora. Hice la homologación por los años que llevaba trabajando y, casualidadades de la vida, la hice en el Salvador Seguí. Está todo más o menos igual. Han mantenido toda la estructura."
Felisa:
"Yo me fui a artes gráficas y hasta ahora que ha cerrado la empresa, con la pandemia.
LA LLUITA PER UNA ESCOLA DE FORMACIÓ PROFESSIONAL
Un cop tancada la fàbrica Vitos, els propietaris van voler especular amb el terreny. L'associació de veïns La Verneda Alta va començar una lluita demanant una escola de formació professional el 1976. Al llibre "Records de la lluita per un barri millor: l'associació de veïns de la Verneda Alta" se'n fa una relat exhaustiu de com es van aturar les obres i les veïnes van fer guàrdia perquè no comencessin les obres. Una de les accions va ser "tunejar" una tanca publicitària del pont del Treball.
Institut Salvador Seguí.
Este artículo es el fruto de una conversación entre auro invento y las dos sindicalistas, celebrada en octubre de 2022.
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