Independencia de Cuba 1873, tras las insurrecciones de Cuba y Puerto Rico, de la revista La Flaca, Barcelona 16 de enero de 1873.
La Revolución Cubana logró el 1 de enero de 1959, la caída del régimen del dictador proyanqui, Fulgencio Batista, y la llegada al poder del líder del Ejército Rebelde guerrillero, Fidel Castro Ruz. El gobierno imperialista de EE.UU. trató de impedir el triunfo revolucionario, pero la determinación del pueblo cubano para con sus barbudos guerrilleros lo impidió, haciendo que el tirano huyera llevándose su pasado sangriento.
La Revolución Cubana lleva 62 años resistiendo y, con ella, la Humanidad. Parece mentira, en pleno reinado mundial del cinismo, tanto heroísmo de un pueblo que sufre el más criminal y prolongado bloqueo económico de la historia y, al mismo tiempo, hace un esfuerzo de solidaridad impresionante con sus brigadas médicas internacionalistas, su Operación Milagro, su Escuela Latinoamericana de Medicina, sus alfabetizadores del Yo sí puedo.
Sus progresos en el desarrollo de vacunas contra la COVID han llenado de esperanza a los pobres de la Tierra, porque saben que las distribuirá con toda la generosidad posible. Cuba sigue en lucha por la Justicia, por los derechos humanos entendidos en su plena materialidad, no como un constructo abstracto que de nada sirve para llenar los estómagos o liberar a los oprimidos.
Desde el minuto uno, la Revolución ha priorizado la universalidad del acceso a los bienes y servicios, la lucha radical contra la pobreza, el reparto equitativo de la riqueza, hasta conseguir tasas de mortalidad infantil de las más bajas del mundo, una esperanza media de vida al nacer propia de país desarrollado, la generalización de la enseñanza pública (incluida la universitaria), la reducción hasta la extinción de fenómenos omnipresentes en Latinoamérica como la violencia callejera o el trabajo infantil.
Los méritos de la Cuba posterior a 1959 son indiscutibles y para nada se agotan en esta brevísima reseña. Son para con su pueblo y para con todo el planeta. Necesitamos a Cuba, aunque esto sea agregar al pueblo cubano una responsabilidad de magnitud sobrehumana, porque puede ser el reducto del que nazcan las mejores esperanzas para un futuro muy próximo y muy negro.
Por eso, desde nuestra posición de derrotados en un país subyugado a las dinámicas del capitalismo global, solicitamos con todo el corazón, aunque en un susurro: ¡Compañeros, compañeras, no pierdan el rumbo!
Creemos que la Revolución Cubana, en origen y en esencia, está inserta en la histórica tradición republicana de la combativa isla del Caribe. Es la consecuencia necesaria de una práctica política con referentes tan evidentes como el pensamiento de José Martí. Procede del convencimiento de que es la lucha por la libertad y la soberanía democrática la que hace imprescindible defender el socialismo. La República de mujeres y hombres libres que no obedecen otra ley que aquella de la que son colegisladores es el destino de este viaje histórico, y es radicalmente incompatible con la preminencia de poderes privados que subyugan a los trabajadores y que es la base estructural misma del capitalismo.
En este sistema hegemónico, la democracia es formal, que es como decir que no tiene verdadera sustancia, porque la Economía, ese tejido caótico de intereses particulares que se encarna en oligarquías de todo pelaje, manda tanto que hemos de tener mucho cuidado con qué votamos. ¿De qué ciudadanía podemos hablar cuando en tantos países del mundo capitalista los niños tienen que trabajar en condiciones espantosas desde edades tempranas? ¿Dónde está la libertad si para media humanidad poder malcomer hace necesario trabajar sin descanso para un patrón cuya supervivencia en el mercado es directamente proporcional a su impiedad?
Cuando los poderes privados tienen más poder que los poderes públicos, cuando el poder económico es más poderoso que el poder político constitucional, cuando existen "poderes salvajes" que pueden chantajear al poder legislativo, la democracia ya no es la base para consultar las razones de sus ciudadanos, sino el procedimiento de hacerles "entrar en razón", en la "razón" que dicta en cada caso la oligarquía económica que tiene la sartén por el mango. Por eso hemos sostenido que un verdadero proyecto político republicano es incompatible con un sistema económico capitalista.
De modo que Cuba se ha propuesto defender a toda costa las condiciones económicas y sociales que pueden hacer viable una auténtica República democrática, de ciudadanos y ciudadanas libres e iguales. Ese empeño se viene enfrentando a un ataque sostenido de todos los poderes, públicos y privados (y públicos al servicio de intereses privados), que uno pueda imaginar. Por eso, el socialismo cubano vive en un permanente estado de excepción. No le queda otra. Y estamos en deuda con su resistencia, porque solo si se mantienen y consolidan unas condiciones sociales, materiales, de base, de reparto equitativo del producto interno, de gestión pública por encima de cualquier interés privado con la justicia social como objetivo prioritario, es posible alcanzar alguna vez esa República de ciudadanos y ciudadanas libres.
Bastante ambicioso es aspirar al viejo sueño de los jacobinos franceses, haitianos o cubanos como para sobrecargar las aspiraciones revolucionarias del misticismo de la creación de un hombre nuevo. Cuba ha sabido siempre moderar esos impulsos, a veces por la abismal distancia entre una realidad muy compleja y ciertas pretensiones morales de difícil aplicación, a veces por la mera lucidez de la dirigencia histórica del proceso. A eso lo podemos llamar mano izquierda. La cubana ha sido una revolución que no tuvo otro remedio que orbitar en torno a la URSS, pero que con mucha mano izquierda fue capaz de no verse arrastrada por los peores efectos del desarrollo y la doctrina de lo que se llamó "socialismo real". Su propia tradición martiana, su profundo compromiso democrático, marcaron ese camino particular que ahora podemos entender como universal. El fracaso del campo socialista nos permitió a todos reconocer errores y darnos cuenta de que la modesta propuesta republicana es el norte ambicioso y necesario.
Cuba acaba de ingresar en el planeta Internet y ahora eso está teniendo sus consecuencias. Se ha producido una pequeña convulsión a partir de algunas movilizaciones (poco importantes desde un punto de vista cuantitativo) de intelectuales y artistas que se han gestado y retransmitido por las redes sociales. En la protesta se han mezclado personas muy diversas, y puede que también motivaciones más legítimas con otras posiblemente sospechosas de intervencionismo exterior. Hasta se llegó a gestar un conato de diálogo entre el ministerio de Cultura y una parte de los activistas, y surgieron diferentes declaraciones y manifiestos, como el denominado Articulación plebeya a propósito de los sucesos en el Ministerio de Cultura. El debate está siendo áspero y ha puesto a prueba viejas amistades y removido a sectores de inequívoca vocación revolucionaria. Unos cuantos textos confrontados se encuentran en el dossier de la revista Sin Permiso "Republicanismo y socialismo. Un debate global desde la Cuba de ahora".
Aflora desde ángulos inesperados la inevitable tensión entre la senda republicana y los requerimientos de la defensa del socialismo. Son dos caras de la misma moneda, pero las demandas de derechos y libertades propias de la construcción de la República chocan con la necesidad de rigor excepcional y unidad inquebrantable ante la agresión externa que no termina, incluso creció con el gobierno de Donald Trump. Internet llegó a la isla para quedarse, es una exigencia impostergable del pueblo cubano, culto y cosmopolita. Ahora toca, una vez más, hacer de la necesidad virtud y pensar seriamente en afrontar sensatamente las contradicciones entre los apremios de la defensa del suelo mismo de la democracia, es decir, del socialismo, y las aspiraciones de buena parte del pueblo de progreso inmediato en el programa libertador. La inserción en la red global hace más inviables que nunca los enroques y más inaplazable que nunca normalizar un orden social y político que no se tenga por qué agrietar por el mero debate de ideas, franco y abierto. El diálogo, la libertad creativa y de expresión, son conquistas básicas del republicanismo, y hay que ampliarlos todo lo que sea posible en todos los espacios que se puedan liberar de las premuras del enfrentamiento con el Imperio. Entre otras cosas porque Internet los amplía per se y el Estado cubano no se puede permitir distanciarse de los procesos reales que se desarrollan y extienden en el tejido social, que se encuentra, gracias a la red, con espacios privados que crecen tanto que se convierten, en un momento dado, en públicos. La institucionalidad cubana se ve obligada a evolucionar de diamante a junco. Porque la dureza revolucionaria, tan necesaria en muchas ocasiones, en estos tiempos difíciles se ha vuelto frágil, y aplicar esquemas anacrónicos puede llevar consigo una sensación de falsa seguridad que desemboque en perder seis décadas de lucha en un minuto de furor histórico.
Por favor, compañeras y compañeros, aprovechen su nueva constitución y toda su mano izquierda para no perder la senda, para que no perdamos todos el rumbo. Se lo rogamos desde la derrota heredada, con todas las esperanzas puestas en ustedes.
MARCH 30, 2021
Cuba Libre to be COVID-Libre: Five Vaccines and Counting…
On 23 March 2021, British Prime Minister Boris Johnson told a group of Conservative Party backbenchers: ‘The reason we have the vaccine success is because of capitalism, because of greed, my friends.’ Johnson was articulating the dogma that the pursuit of private profit through capitalist free markets leads to efficient outcomes. In reality, however, Britain’s accomplishments in developing the Oxford AstraZeneca vaccine and in the national vaccination rollout have more to do with state investments than the market mechanism. Government money subsidised the vaccine development at the University of Oxford, and it is the state-funded National Health Service that has carried out the vaccination programme. Johnson did not admit that it is due to capitalism and greed that Britain now has the fifth worst Covid-19 mortality rate in the world with over 126,500 deaths (almost 1,857 per million people in the population) and counting.
The British government, like most neoliberal regimes, refused to take the measures necessary to slow and halt community transmission, it failed early on to provide health care and social care workers with adequate PPE and other resources which could have saved the lives of hundreds of frontline staff who died as a result. It contracted private businesses to carry out essential activities, most with little or no relevant experience, for example, instead of equipping the community-based GP system of the National Health Service to take charge of ‘track and trace’, the government dished out £37 billion to Serco to manage part of the system. In public health terms it has been disastrous; but measured by Boris Johnson’s celebrated standards of capitalism and greed it is has indeed excelled. The greatest beneficiaries of Britain’s response to the pandemic have been the private corporations making huge profits. Around 2,500 Accenture, Deloitte and McKinsey consultants are on an average daily rate of £1,000, with some paid £6,624 a day.
Johnson has now laid out a road map for reopening the economy. As a result, even the most optimistic scenario predicts a third wave between September 2021 and January 2022 resulting in at least 30,000 additional deaths in Britain. These deaths are preventable. But it precisely because the British government is driven by the capitalism and greed that it insists that we have to learn to ‘live with the virus’ so that the business of business can continue.
Contrary to Johnson’s claims, this pandemic has affirmed that public healthcare needs cannot be adequately met under a profit-based system. Indeed, it is the absence of the capitalist profit motive which underlies the outstanding domestic and international response to Covid-19 by socialist Cuba, which now has five vaccines in clinical trials and is set to be among the first nations to vaccinate its entire population.
By reacting quickly and decisively, by mobilising its public healthcare system and world-leading biotech sector, Cuba has kept contagion and fatalities low. In 2020 Cuba confirmed a total of 12,225 coronavirus cases and 146 deaths in a population of 11.2 million, among the lowest rates in the Western Hemisphere. In November 2020, the airports were opened, leading to a surge with more infections in January 2021 than the whole of the previous year. By 24 March 2021, Cuba had registered fewer than 70,000 cases and 408 deaths. The death rate was 35 per million and the fatality rate was just 0.59% (2.2% worldwide; 2.9% in Britain). Within one year, 57 brigades of medical specialists from Cuba’s Henry Reeve International Contingent had treated 1.26 million Covid-19 patients in 40 countries; they joined 28,000 Cuban healthcare professionals already working in 66 countries. Cuba’s accomplishments are more extraordinary given that from 2017 onwards, the Trump administration punitively unleashed 240 new sanctions, actions and measures to tighten the 60-year blockade of Cuba, including nearly 50 additional measures during the pandemic which cost the health sector alone over $200 million.
Cuba has gone on the offensive against Covid-19, mobilising the prevention-focussed, community based public healthcare system to carry out daily house visits to actively detect and treat cases and channelling the medical science sector to adapt and produce new treatments for patients and Covid-19 specific vaccines. These advances bring hope not just for Cuba, but for the world.
What is special about Cuba’s vaccines?
Some 200 Covid vaccines are being developed worldwide; by 25 March 2021, 23 candidates had advanced to phase III clinical trials. Two of those were Cuban (Soberana 2 and Abdala). No other Latin American country has developed its own vaccine at this stage. Cuba has three more vaccine candidates in earlier stage trials (Soberana 1, Soberana Plus and an intranasal, needle-free vaccine called Mambisa). How do we explain this accomplishment? Cuba’s biotech sector is unique; entirely state-funded and owned, free from private interests, profits are not sought domestically, and innovation is channelled to meet public health needs. Dozens of research and development institutions collaborate, sharing resources and knowledge, instead of competing, which facilitates a fast track from research and innovation to trials and application. Cuba has the capacity to produce 60-70% of the medicines it consumes domestically, an imperative due to the US blockade and the cost of medicines in the international market. There is also fluidity between universities, research centres, and the public health system. These elements have proven vital in the development of Cuba’s Covid-19 vaccines.
There are five types of Covid-19 vaccines being developed globally:
+ Viral vector vaccines, which inject an unrelated harmless virus modified to deliver SARS-CoV-2 genetic material (Oxford AstraZeneca, Gamaleya and SputnikV);
+ Genetic vaccines containing a segment of SARS-CoV-2 virus genetic material (Pfizer, Moderna);
+ Inactivated vaccines containing disactivated SARS-CoV-2 virus (Sinovac,/Butantan, SinoPharm, Bharat Biotec);
+ Attenuated vaccines containing weakened SARS-CoV-2 virus (Codagenix);
+ Protein vaccines containing proteins from the virus which trigger an immune response (Novavax, Sanofi/GSK).
The five Cuban vaccines under clinical trials are all protein vaccines; they carry the portion of the virus spike protein which binds to human cells; it generates neutralising antibodies to block the binding process. Dr Marlene Ramirez Gonzalez explains that they are, ‘subunit vaccines, one of the most economical approaches and the type for which Cuba has the greatest know-how and infrastructure. From protein S – the antigen or part of the SARS-CoV2 virus that all Covid vaccines target because it induces the strongest immune response in humans – Cuban candidates are based only on the part that is involved in contact with the cell’s receptor: the RBD (receptor-binding domain) which is also the one that induces the greatest amount of neutralizing antibodies. This strategy is not exclusive to Cuban vaccines. But Soberana 02 does distinguish itself from the rest of the world’s candidates as the only “conjugate vaccine”. Currently in phase III clinical trials, it combines RBD with tetanus toxoid, which enhances the immune response…Cuba had already developed another vaccine with this principle. It is Quimi-Hib, “the first of its kind to be approved in Latin America and the second in the world”, against Haemophilus influenzae type b, coccobacilli responsible for diseases such as meningitis, pneumonia and epiglottitis.’[1]
Idania Caballero, a pharmaceutical scientist at BioCubaFarma points out that the vaccines build on decades of medical science and work on infectious diseases. ‘The mortality rate in Cuba due to infectious diseases, even in times of Covid, is less than 1%. Cuba today vaccinates against 13 diseases with 11 vaccines, eight of which are produced in Cuba. Six diseases have been eliminated as a result of vaccination schedules. The vaccines produced with these technologies have been administered even to children in the first months of life.’[2]
The Soberana vaccines are produced by the Finlay Institute in partnership with the Centre for Molecular Immunology (CIM) and the Centre of Biopreparados. Soberana means ‘sovereign’, reflecting its economic and political importance; without a domestic product, Cuba would struggle to access foreign vaccines either due to the US blockade or to the cost. Soberana vaccines insert genetic information into superior mammalian cells. Soberana Plus is a the world’s first vaccine for Covid-19 convalescent patients to reach clinical trials.
The other vaccines, Abdala and Mambisa, names which also pay tribute to Cuba’s struggle for independence, are produced by the Centre of Genetic Engineering and Biotechnology (CIGB). These vaccines insert genetic information in a less evolved organism, a unicellular microorganism (the yeast Pichia Pastoris). They build on the CIGB’s extraordinary record, including its Hepatitis B vaccines, used in Cuba for 25 years.
By developing different vaccine platforms, those institutions avoid competing for resources. Caballero explains that: ‘Cuba has the capacity to produce two independent vaccine chains, with over 90 million vaccines annually, while maintaining the required production of other products for the domestic market and for export.’ The Cuban vaccines require three doses and, because they are stable at temperatures of between 2 and 8 degrees, do not require costly special refrigeration equipment.
Phase III trials and ‘interventional studies’
By late March, phase III trials were underway for Soberana 2 and Abdala, each incorporating over 44,000 volunteers over 19 years old in regions with high incidence of Covid-19. Soberana 2 is being administered in Havana and Abdala in Santiago de Cuba and Guantanamo. Analysis and follow-up for phase III trial patients will continue until January 2022 to investigate whether they prevent transmission, how long immunity lasts, and other questions that no vaccine producers can yet answer. However, an additional 150,000 healthcare workers in Havana are receiving Soberana 2 shots, as part of an ‘interventional study’, a form of clinical trial that can be authorised after drug safety has been demonstrated in phase II. Intervention studies do not involve double blind testing or placebos. Another 120,000 healthcare workers in western Cuba will receive Abdala in the next few weeks. Other interventional studies in the capital will see 1.7 million people in Havana, most of the adult population, vaccinated by the end of May 2021, meaning that 2 million Cubans will have been fully vaccinated.
Assuming satisfactory results, in June the real national vaccination campaign will begin, prioritising groups according to risk factors and starting with over 60-year-olds. By the end of August 2021, six million Cubans, over half the population, will have been covered and by the end of the year, Cuba will be among the world’s first countries to fully vaccinate its entire population.
Cuban medical scientists are confident that they have the capacity and experience to adapt their vaccine formulations, technologies and action protocols to tackle new variants. The next steps are for Soberana 1 and Soberana Plus to enter phase II trials and a new study involving 5 to 18 year olds will be launched.
Cuba and China team up on Pan-Corona
Cuba’s CIGB have teamed up with colleagues in China to work on a new vaccine called Pan-Corona, designed to be effective on different strains of the coronavirus. It will use parts of the virus that are conserved, not exposed to variation, to generate antibodies, combined with parts directed at cellular responses. The Cubans contribute the experience and personnel, while the Chinese provide equipment and resources. The research will take place at the Yongzhou Joint Biotechnology Innovation Center, in China’s Hunan Province, which was established last year with equipment and laboratories designed by Cuban specialists. Gerardo Guillen, director of biomedical science at CIGB said the approach: ‘could protect against epidemiological emergencies of new strains of coronavirus that may exist in the future’. The project builds on nearly two decades of medical science collaboration between Cuba and China, including five joint ventures in the biotech sector.
A vaccine for the global south
Cuban professionals have received ten gold medals from the World Intellectual Property Organisation (WIPO) over 26 years; their biotech products were exported to 49 countries prior to the pandemic, including vaccines used in childhood immunisation programmes in Latin America. Cuba has stated that its Covid-19 vaccines will be exported to other countries. This brings hope to low- and middle-income nations that simply cannot afford to vaccinate their populations at high prices (between $10 and $30 per dose) demanded by big pharma. In February 2021, the Bureau of Investigative Journalism reported that US company Pfizer has been ‘bullying’ Latin American countries into putting up sovereign assets, such as embassy buildings and military bases, as guarantees against the cost of any future legal cases in relation to their Covid-19 vaccines.[3]
Through an agreement with Iran’s Pasteur Institute, 100,000 Iranians will take part in the phase III clinical trials for Soberana 2 and another 60,000 people will participate in Venezuela. Other countries including Mexico, Jamaica, Vietnam, Pakistan, and India, have stated their interest in receiving the Cuban vaccines, as has the African Union, which represents all 55 nations in Africa. It is likely that Cuba will apply a sliding scale to its Covid-19 vaccine exports, as it does with the export of medical professionals, so what it charges reflects the countries’ ability to pay.
What Cuba has achieved is remarkable, but as Caballero states: ‘without the unjust US blockade, Cuba could have more and better results’. Cuba has become a world-leader in biotechnology because it has a socialist state with a centrally planned economy, that has invested in science and technology and puts human welfare before profit; that is, with the absence of capitalism and greed that British Prime Minister Johnson celebrates.
Notes.
[1] ‘Rapid response’ letter in The BMJ, 1 March 2021,
[2] Email correspondence, 9 March 2021.
[3] ‘“Held to ransom”: Pfizer demands governments gamble with state assets to secure vaccine deal’, Bureau of Investigative Journalism, 23 February 2021.
A version of this essay was published in in Fight Racism! Fight Imperialism! No. 280, April/May 2021.
Cuba Lliure serà Covid-Lliure: cinc vacunes i ròssecs
Si els resultats són satisfactoris, a la fi d'agost sis milions de cubans, més de la meitat de la població, estaran protegits. Quan acabi l'any, Cuba serà dels primers països del món a vacunar a tots els seus residents.
Helen Yafee 2/04/2021
El 23 de març de 2021, el primer ministre britànic, Boris Johnson, va dir davant un grup de partidaris del Partit Conservador: “La raó del nostre èxit amb la vacuna és el capitalisme, és la cobdícia, amics”. Johnson estava expressant la creença que la cerca del benefici privat a través de mercats lliures capitalistes genera bons resultats. No obstant això, en realitat, els assoliments de Gran Bretanya en el desenvolupament de la vacuna Oxford-AstraZeneca i en el llançament nacional de la vacunació tenen més a veure amb les inversions estatals que amb els mecanismes del mercat. Els diners del govern va subvencionar el desenvolupament de la vacuna en la Universitat d'Oxford, i és el Servei Nacional de Salut, finançat per l'Estat, el que ha dut a terme el programa de vacunació. El que Johnson no va reconèixer és que el motiu pel qual Gran Bretanya té actualment el cinquè pitjor índex de mortalitat per covid-19 en el món, amb més de 125.000 morts (gairebé 1.857 per milió d'habitants), i continua sumant, és el capitalisme i la cobdícia.
Els majors beneficiaris de la resposta de Gran Bretanya a la pandèmia han estat les corporacions privades. La tarifa mitjana diària és de 1.175 euros
El Govern britànic, com la majoria dels règims neoliberals, es va negar a prendre les mesures necessàries per a alentir i detenir la transmissió comunitària; des del principi va ser incapaç de proporcionar als treballadors del sector de la salut i de l'assistència social els EPI adequats i altres recursos que podrien haver salvat la vida de centenars de persones que van treballar en primera línia i que van morir a conseqüència d'això. El Govern britànic va contractar a empreses privades perquè duguessin a terme activitats essencials, la majoria amb poca o cap experiència; per exemple, en lloc d'equipar al sistema comunitari de metges de capçalera del Servei Nacional de Salut perquè es fessin càrrec del “seguiment i localització” de casos, el govern va repartir 37.000 milions de lliures a Serco per a administrar part del sistema. Des del punt de vista de la salut pública ha estat un desastre; no obstant això, segons els celebrats principis del capitalisme i la cobdícia de Boris Johnson, en efecte s'ha lluït. Els majors beneficiaris de la resposta de Gran Bretanya a la pandèmia han estat les corporacions privades que han obtingut enormes beneficis. La tarifa mitjana diària dels aproximadament 2.500 consultors de Accenture, Deloitte i McKinsey és de 1.175 euros, i alguns cobren 7.780 euros al dia.
Contràriament a les afirmacions de Johnson, aquesta pandèmia ha ratificat que les necessitats de l'atenció mèdica pública no poden satisfer-se adequadament amb un sistema basat en la cerca de beneficis. De fet, és en l'absència de l'afany de lucre capitalista en el que es basa l'extraordinària resposta nacional i internacional a la covid-19 per part de la Cuba socialista, que ara té cinc vacunes en fase d'assaig clínic i està llesta per a ser una de les primeres nacions a vacunar a tota la seva població.
Actualment s'estan desenvolupant unes 200 vacunes per a la covid; el 25 de març de 2021, 23 candidates havien avançat a assajos clínics de fase III. Dos d'elles eren cubanes
Al reaccionar con rapidez y determinación, al movilizar su sistema de salud pública y un sector biotecnológico líder en el mundo, Cuba ha mantenido un número bajo de contagios y muertes. En 2020, Cuba confirmó un total de 12.225 casos de coronavirus y 146 muertes en una población de 11,2 millones, lo cual la sitúa entre los índices más bajos del hemisferio occidental. En noviembre de 2020 se abrieron los aeropuertos, lo que provocó un aumento de contagios: en enero de 2021 se contabilizaron más infecciones que en todo el año anterior. El 24 de marzo de 2021, Cuba había registrado menos de 70.000 casos y 408 muertes. La tasa de mortalidad fue de 35 por millón y la tasa de letalidad fue tan solo del 0,59% (2,2% en todo el mundo; 2,9% en Gran Bretaña). En un año, 57 brigadas de médicos especialistas del Contingente Internacional Henry Reeve cubano habían tratado a 1,26 millones de pacientes con covid-19 en 40 países; se adhirieron 28.000 profesionales de la salud cubanos que ya trabajan en 66 países. Los logros de Cuba son todavía más extraordinarios si se tiene en cuenta que, desde 2017, la administración de Trump lanzó punitivamente 240 nuevas sanciones, acciones y medidas para endurecer el bloqueo de 60 años a Cuba, incluidas casi 50 medidas adicionales durante la pandemia, que solo al sector de la salud le costaron más de 200 millones de dólares.
Cuba ha pasado a la ofensiva en la lucha contra la covid-19 movilizando el sistema de salud público comunitario, centrado en la prevención, para realizar visitas diarias a domicilio, detectar y tratar casos de forma activa y encauzar al sector de las ciencias médicas con el objeto de adaptar y crear nuevos tratamientos para los pacientes y vacunas específicas contra la covid-19. Estos avances no solo traen esperanza a Cuba, sino al mundo entero.
El sector biotecnológico de Cuba es único; de propiedad y financiación totalmente estatal, libre de intereses privados
¿Qué caracteriza a las vacunas cubanas?
En todo el mundo se están desarrollando unas 200 vacunas para la covid; el 25 de marzo de 2021, 23 candidatas habían avanzado a ensayos clínicos de fase III. Dos de ellas eran cubanas (Soberana 2 y Abdala). Ningún otro país latinoamericano ha desarrollado su propia vacuna hasta ese punto. Cuba tiene tres vacunas candidatas más en ensayos en fases anteriores (Soberana 1, Soberana Plus y una vacuna intranasal sin aguja llamada Mambisa). ¿Cómo se explica este logro? El sector biotecnológico de Cuba es único; de propiedad y financiación totalmente estatal, libre de intereses privados, los beneficios no se buscan a escala nacional y la innovación se canaliza para satisfacer las necesidades de salud pública. Decenas de instituciones de investigación y desarrollo colaboran compartiendo recursos y conocimientos en lugar de competir entre ellas, lo que facilita una vía rápida desde la investigación y la innovación hasta los ensayos y la aplicación. Cuba tiene la capacidad de producir entre el 60 y el 70% de los medicamentos que consume el país, un imperativo derivado del bloqueo de Estados Unidos y del coste de los medicamentos en el mercado internacional. También hay fluidez entre las universidades, los centros de investigación y el sistema de salud pública. Estos elementos han demostrado ser vitales en el desarrollo de las vacunas cubanas para la covid-19.
A escala mundial se están desarrollando cinco tipos de vacunas para la covid-19:
– Vacunas de vectores virales que inyectan un virus inofensivo no relacionado modificado para entregar material genético del SARS-CoV-2 (Oxford AstraZeneca, Gamaleya y SputnikV);
– Vacunas genéticas que contienen un segmento de material genético del virus SARS-CoV-2 (Pfizer, Moderna);
– Vacunas inactivadas que contienen virus SARS-CoV-2 desactivado (Sinovac/Butantan, SinoPharm, Bharat Biotec);
– Vacunas atenuadas que contienen virus SARS-CoV-2 debilitado (Codagenix);
– Vacunas proteicas que contienen proteínas del virus que desencadenan una respuesta inmunitaria (Novavax, Sanofi / GSK).
Las cinco vacunas cubanas en fase de ensayo clínico son todas vacunas proteicas; llevan la parte de la proteína de la espiga del virus que se adhiere a las células humanas; genera anticuerpos neutralizantes para bloquear el proceso de unión. La doctora Marlene Ramírez González explica que son “vacunas de subunidades, uno de los métodos más económicos, y el tipo para el cual Cuba tiene el mayor conocimiento e infraestructura”. De la proteína S –el antígeno o parte del virus SARS-CoV2 en el que se centran todas las vacunas para la covid porque induce la respuesta inmune más fuerte en humanos– las candidatas cubanas se basan solo en la parte involucrada en contacto con el receptor de la célula: el dominio receptor-obligatorio (RBD, por sus siglas en inglés), que es también el que induce la mayor cantidad de anticuerpos neutralizantes. Esta estrategia no es exclusiva de las vacunas cubanas. Sin embargo, Soberana 02 sí se distingue del resto de candidatas del mundo como la única “vacuna conjugada”. Actualmente está en la fase III de los ensayos clínicos, combina RBD con toxoide tetánico, que potencia la respuesta inmune… Cuba ya había desarrollado otra vacuna con este principio. Se trata de Quimi-Hib, “la primera de su tipo en ser aprobada en América Latina y la segunda en el mundo”, contra el Haemophilus influenzae tipo b, cocobacilo responsable de enfermedades como meningitis, neumonía y epiglotitis”.
Idania Caballero, científica farmacéutica de BioCubaFarma, señala que las vacunas se apoyan en décadas de estudios médicos y trabajo en materia de enfermedades infecciosas: “La tasa de mortalidad en Cuba por enfermedades infecciosas, incluso en tiempos de covid, es inferior al 1%. Cuba vacuna hoy contra 13 enfermedades con 11 vacunas, ocho de las cuales se producen en el país. Gracias a los calendarios de vacunación se han eliminado seis enfermedades. Las vacunas producidas con estas tecnologías se han administrado incluso a niños en los primeros meses de vida”.
Las vacunas Soberana las produce el Instituto Finlay en alianza con el Centro de Inmunología Molecular (CIM) y el Centro de Biopreparados. En su nombre viene implícita su importancia económica y política; sin un producto nacional, Cuba tendría dificultades para acceder a vacunas extranjeras, ya sea por el bloqueo de Estados Unidos o por el coste de las mismas. Las vacunas Soberana insertan información genética en células superiores de mamíferos. Soberana Plus es la primera vacuna del mundo para pacientes convalecientes de covid-19 que llega a los ensayos clínicos.
Las otras vacunas, Abdala y Mambisa, nombres que también rinden homenaje a la lucha de Cuba por la independencia, las produce el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB). Estas vacunas insertan información genética en un organismo menos evolucionado, un microorganismo unicelular (la levadura Pichia Pastoris). Se apoyan en el extraordinario historial del CIGB, incluidas sus vacunas contra la hepatitis B, utilizadas en Cuba durante 25 años.
Al desarrollar diferentes plataformas de vacunas, esas instituciones evitan competir por los recursos. Caballero explica que “Cuba tiene la capacidad de producir dos cadenas vacunales independientes, con más de 90 millones de vacunas anuales, manteniendo la producción requerida de otros productos para el mercado interno y para la exportación”. Las vacunas cubanas requieren tres dosis y, al ser estables a temperaturas de entre 2 y 8 grados, no requieren costosos equipos especiales de refrigeración.
Ensayos en fase III y ‘estudios de intervención’
A finales de marzo, los ensayos de fase III estaban en marcha para Soberana 2 y Abdala, cada uno de los cuales incorporaba a más de 44.000 voluntarios mayores de 19 años en regiones con alta incidencia de covid-19. Soberana 2 se administra en La Habana y Abdala en Santiago de Cuba y Guantánamo. El análisis y seguimiento de los pacientes del ensayo de fase III continuarán hasta enero de 2022 para investigar si previenen la transmisión, cuánto dura la inmunidad y otras preguntas que ningún fabricante de vacunas puede responder aún. Sin embargo, otros 150.000 sanitarios en La Habana están recibiendo inyecciones de Soberana 2 como parte de un ‘estudio intervencionista’, una forma de ensayo clínico que puede autorizarse después de que se haya demostrado la seguridad de los medicamentos en la fase II. Los estudios de intervención no incluyen pruebas de doble ciego ni placebos. Otros 120.000 sanitarios del oeste de Cuba recibirán Abdala en las próximas semanas. A finales de mayo de 2021, otros estudios intervencionistas en la capital administrarán la vacuna a 1,7 millones de personas en La Habana, la mayoría de la población adulta, lo que significa que 2 millones de cubanos estarán completamente vacunados.
Si los resultados son satisfactorios, en junio se iniciará la verdadera campaña nacional de vacunación, que priorizará a los grupos según factores de riesgo y comenzará por los mayores de 60 años. Para finales de agosto de 2021, seis millones de cubanos, más de la mitad de la población, estarán protegidos y para finales de año, Cuba se encontrará entre los primeros países del mundo en vacunar completamente a toda su población.
Los científicos médicos cubanos confían en tener la capacidad y la experiencia para adaptar sus formulaciones, tecnologías y protocolos de actuación vacunales para abordar nuevas variantes. Los próximos pasos son que Soberana 1 y Soberana Plus entren en ensayos de fase II y se lanzará un nuevo estudio con jóvenes de 5 a 18 años.
Los profesionales cubanos han recibido diez medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) durante 26 años
Cuba y China forman equipo con Pan-Corona
El CIGB de Cuba se ha asociado con colegas en China para trabajar en una nueva vacuna llamada Pan-Corona, diseñada para ser efectiva en diferentes cepas del coronavirus. Utilizará partes del virus que se conservan, no expuestos a variaciones, para generar anticuerpos, combinados con partes dirigidas a respuestas celulares. Los cubanos aportan la experiencia y el personal, mientras que los chinos aportan los equipos y recursos. La investigación se llevará a cabo en el Centro Conjunto de Innovación Biotecnológica de Yongzhou, en la provincia china de Hunan, que se instauró el año pasado con equipos y laboratorios diseñados por especialistas cubanos. Gerardo Guillén, director de ciencias biomédicas del CIGB, afirmó que la propuesta “podría proteger contra emergencias epidemiológicas de nuevas cepas de coronavirus que puedan darse en el futuro”. El proyecto se basa en casi dos décadas de colaboración en ciencias médicas entre Cuba y China, incluidas cinco empresas conjuntas en el sector biotecnológico.
Una vacuna para el hemisferio sur
Los profesionales cubanos han recibido diez medallas de oro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) durante 26 años; sus productos biotecnológicos se exportaban a 49 países antes de la pandemia, incluidas las vacunas utilizadas en los programas de inmunización infantil en América Latina. Cuba ha manifestado que sus vacunas para la covid-19 se exportarán a otros países. Esto brinda esperanza a las naciones con ingresos bajos y medianos que simplemente no pueden permitirse vacunar a sus poblaciones a los precios elevados (entre 10 y 30 dólares por dosis) exigidos por las grandes farmacéuticas. En febrero de 2021, la Oficina de Periodismo de Investigación informó que la empresa estadounidense Pfizer ha estado “intimidando” a los países latinoamericanos para que pongan activos soberanos, como edificios de embajadas y bases militares, como garantía contra el coste de cualquier causa judicial futura en relación con sus vacunas para la covid-19.
A través de un acuerdo con el Instituto Pasteur de Irán, 100.000 iraníes participarán en los ensayos clínicos de fase III de Soberana 2 y otras 60.000 personas participarán en Venezuela. Otros países, incluidos México, Jamaica, Vietnam, Pakistán e India, han manifestado su interés en recibir las vacunas cubanas, al igual que la Unión Africana, que representa a las 55 naciones de África. Es probable que Cuba aplique una escala variable a sus exportaciones de vacunas para la covid-19, como lo hace con la exportación de profesionales médicos, por lo que lo que cobra refleja la capacidad de pago de los países.
Lo que ha logrado Cuba es notable, pero como afirma Caballero: “Sin el injusto bloqueo de Estados Unidos, Cuba podría tener más resultados y mejores”. Cuba se ha convertido en un líder mundial en biotecnología porque tiene un estado socialista con una economía de planificación centralizada, que ha invertido en ciencia y tecnología y antepone el bienestar humano a las ganancias; es decir, con la ausencia de capitalismo y codicia que celebra el primer ministro británico Johnson.
------------------
Este artículo se publicó originalmente en inglés en Counterpunch.
Traducción de Paloma Farré.
El bloqueo de EEUU a Cuba: ¿una simple excusa del gobierno de La Habana?
Una y otra vez la derecha sostiene que la constante denuncia del bloqueo de EEUU a Cuba que hace el gobierno de La Habana en la ONU y otros foros internacionales es en realidad una burda excusa para justificar el fracaso de su sistema.
Incluso cierta izquierda 'moderada' europea y latinoamericana cree que el bloqueo terminó con la Guerra Fría y que solo permanece un embargo limitado a determinados productos. De allí que a menudo se prescriban recetas fáciles para Cuba, como analizábamos días atrás en estas mismas páginas.
De esta manera, las consecuencias que acarrea el bloqueo no son consideradas elementos relevantes sino muy secundarios a la hora de analizar la situación económica y social de la isla, algo que contrasta totalmente con la percepción que tiene cualquier ciudadana y ciudadano cubano.
Ellos y ellas, sean jóvenes, de mediana edad o ancianos, sí saben qué es el bloqueo, lo sufren diariamente desde hace décadas. De hecho, la mayoría de la población actual no conoció nunca su país sin el bloqueo estadounidense, una situación única en el mundo.
En realidad todo el mundo lo sabe y, al menos retóricamente, así lo denuncian año tras año la casi totalidad de países de nuestro orbe.
El 23 de junio pasado la 75ª Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por aplastante mayoría una resolución titulada Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba.
La Resolución A/75/L.97 fue aprobada por 184 de los países miembros de la ONU. Los únicos dos países que votaron en contra fueron EEUU e Israel. Tres países se abstuvieron, Brasil, Colombia y Ucrania.
En sus considerandos la resolución reafirma "la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales, consagrados, además, en numerosos instrumentos jurídicos internacionales".
La nueva resolución es casi idéntica en contenido a la primera que se votó en la Asamblea General el 24 de noviembre de 1992, la número 47/19; casi igual a la 48/16 aprobada el 3 de noviembre de 1993; a la 49/9 del 26 de octubre de 1994, y así sucesivamente.
Año tras año desde hace 29 años, Naciones Unidas aprueba por una mayoría cada vez más abrumadora el rechazo al embargo estadounidense a Cuba y la exigencia de su levantamiento total.
Pero estas resoluciones, al igual que sucede con las tantas aprobadas desde 1948 por la Asamblea General o por el Consejo de Seguridad de la ONU contra la ocupación israelí de los territorios palestinos no tienen carácter vinculante.
Todo está atado y bien atado de manera tal que las resoluciones de la mal llamada 'comunidad internacional' sean resoluciones... que resolver, resolver, no resuelven nada, y el bloqueo ya lleva 60 años.
Una rémora de la Guerra Fría
En octubre de 1960, en plena Guerra Fría y a menos de dos años del triunfo de la Revolución cubana que acabó con la dictadura militar pro imperialista de Fulgencio Batista, Dwight D. Eisenhower, general de cinco estrellas y presidente republicano de Estados Unidos, aprobó el embargo comercial, económico y financiero a Cuba en represalia por las expropiaciones de numerosas haciendas y compañías propiedad de estadounidenses en la isla.
El 3 de enero de 1961 Eisenhower dio un paso más allá, rompió relaciones diplomáticas con La Habana.
La llegada del demócrata John F. Kennedy no supuso una mejora de la situación sino todo lo contrario. Kennedy heredó el plan de Eisenhower para invadir Cuba a través de una gran operación encubierta.
Desde 1959 la CIA entrenaba en EEUU y Guatemala a cientos de exiliados cubanos y exmilitares de Batista que en abril de 1961 lanzaron finalmente con 1.200 hombres el ataque por mar y aire en la que se llamó Invasión de Bahía Cochinos, o de Playa Girón, con apoyo logístico y aéreo de Estados Unidos.
Sin embargo y en contra de las previsiones del Pentágono, en solo tres días la todavía joven Fuerza Armada Revolucionaria logró rechazar la invasión, dando muerte a parte de los atacantes y deteniendo a muchos otros.
El resto se retiró de forma caótica. Más de un año de preparación y terminó en un gran fracaso político y militar.
El 7 de febrero de 1962 Kennedy declaraba un bloqueo naval con buques de guerra y aéreo contra Cuba, cuya economía había sido controlada y moldeada a medida de las necesidades de EEUU por lo que era dependiente totalmente de ese país.
El bloqueo pretendía la asfixia de la isla y la caída del Gobierno revolucionario que, como reacción, fue radicalizándose cada vez más.
La presión de EEUU sobre la OEA le permitió rápidamente conseguir la expulsión de Cuba de su seno por "implantar un gobierno antidemocrático". Entre los miembros 'democráticos' de la OEA aliados de EEUU en ese momento figuraban dictadores militares como Anastasio Somoza en Nicaragua; Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana; François Duvalier en Haití o Alfredo Stroessner en Paraguay.
A pesar del estrangulamiento a que fue sometida, una isla pequeña como Cuba, situada a solo 90 millas de Florida, logró sobrevivir al bloqueo, a los sabotajes a la producción azucarera y actos terroristas; a los numerosos intentos de magnicidio contra Fidel Castro.
Luego consiguió resistir a las consecuencias del derrumbe en 1991 de la Unión Soviética y los países de la Europa del Este, de los que se había visto obligada a depender económica y militarmente cada vez más para no sucumbir.
El fin del 'socialismo real' y la Guerra Fría no supuso sin embargo un relajamiento en el bloqueo estadounidense a Cuba. La isla rebelde se convirtió en un símbolo, en un bastión de resistencia antimperialista insoportable para Estados Unidos.
Llegó el 'Nuevo Orden Mundial', EEUU dejó de impulsar dictaduras militares en América Latina y fomentó recetas neoliberales, privatizadoras de todo lo público, tratados de libre comercio como el ALCA y gobiernos corruptos como los de Salina de Gortari, Collor de Melo, Fujimori o Menem.
Se impuso el pragmatismo, se retomaron incluso las relaciones con Vietnam, el único país que hasta ese momento había resistido un ataque devastador y genocida de EEUU y que lo había derrotado militarmente -murieron 55.000 soldados estadounidenses- , política y moralmente.
Pero para Washington Cuba siguió y sigue siendo una espina clavada, es peor que el 'síndrome de Vietnam'.
La sola existencia de su revolución continúa siendo considerada ofensiva, humillante, por buena parte de los dirigentes políticos estadounidenses.
Demócratas y republicanos se han sucedido en el poder en las últimas tres décadas sin Guerra Fría y, salvo el intervalo de la era Obama en la que se relajaron temporalmente algunas de sus medidas -Trump las reimplantó y añadió más-, juntos ambos partidos han perfeccionado el bloqueo aprobando una serie de leyes a las que unilateralmente han decidido darles el estatus de legislación de aplicación extraterritorial.
Legislación extraterritorial estadounidense
Para fundamentar jurídicamente el bloqueo al que Cuba sigue siendo sometida EEUU toma como referencias tanto la Ley del Comercio con el Enemigo de 1917; la Ley de Cooperación Internacional de 1961; las Regulaciones al Control de los Activos Cubanos de 1963; la Ley para la Democracia en Cuba de 1992, conocida como Ley Torricelli (Robert Torricelli, demócrata); la Ley para la Libertad y la Solidaridad Democrática Cubanas de 1996, conocida como Ley Helms-Burton (republicanos); y la Ley de Sanciones Comerciales e Incremento del Comercio de 2000.
La propia Unión Europa estuvo años negociando a través de la Organización Mundial del Comercio (OMC) con EEUU para que no se le aplicara a los países miembros de la UE el Título III de la Ley Helms-Burton (aprobada en 1996 bajo la Administración Clinton), que contempla sanciones y apertura de causas judiciales en tribunales de EEUU contra aquellas compañías extranjeras o particulares que inviertan u operen en instalaciones o con bienes que hayan sido confiscados por la revolución hace seis décadas.
Bienes como la poderosa Central Azucarera Atlántica del Golfo, que era propiedad del padre de la ultraderechista dirigente de Vox, Rocío Monasterio, el latifundista cubano Antonio Monasterio Díaz de Tuesta, hijo de un inmigrante asturiano.
En respuesta a esa ley la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba aprobó a su vez la llamada Ley 80 de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas por la cual se niega cualquier efecto jurídico a esa normativa estadounidense de pretendida jurisdicción extraterritorial.
En esa Ley 80 se reafirma la disposición del Gobierno de Cuba a negociar una justa compensación por los bienes expropiados a las personas naturales o jurídicas que en el momento de la expropiación ostentaran la ciudadanía estadounidense.
Bill Clinton aceptó no aplicar esa legislación para sus socios europeos pero incorporó una cláusula por la que se estableció que debía ser revisada por el presidente cada seis meses, para confirmarla o suprimirla. Una espada de Damocles siempre presente para el inversionista extranjero.
El Título IV de esa misma ley establece asimismo que EEUU puede denegar visado o expulsar del país a representantes de empresas -y familiares de estos- que mantengan negocios de algún tipo con esos bienes expropiados.
A pesar de que los dos gobiernos posteriores al de Clinton, tanto el de George W. Bush como el de Barack Obama, respetaron ese acuerdo con la UE, Donald Trump hizo uso del derecho presidencial a revisarlo y decidió en mayo de 2019 anular esa excepción.
A partir de ese momento se presentaron miles de demandas en los tribunales estadounidenses contra empresas o particulares europeos, muchas de ellas contra el grupo hotelero Meliá y otras empresas españolas.
En octubre de 1919 los más importantes directivos de Melia Hotels International S.A., incluyendo su director ejecutivo, recibieron notificaciones del Departamento de Estado advirtiéndoles de la prohibición de entrada a Estados Unidos.
Si bien hasta el momento ni Meliá ni el Gobierno de España han comentado la información, el medio aseguró que la prohibición encaja con lo dispuesto en el Título IV de la Ley Helms-Burton, que sanciona a las empresas que hacen negocios con propiedades confiscadas por el régimen de Fidel Castro.
La Secretaría de Estado de EEUU tiene autoridad para incluir a directivos entre los sancionados si le consta la presentación de una reclamación ante la Comisión de Liquidación de Reclamaciones Extranjeras de EEUU (FCSC, por sus siglas en inglés) por un activo confiscado respecto al cual el extranjero o su compañía trafique. Por tanto, no se precisa que haya una demanda interpuesta en los tribunales para proceder a retirar el visado y ni siquiera una sentencia.
Las cartas que recibió Meliá están fechadas el pasado mes de octubre y en ellas EEUU ofreció a los afectados varias opciones para evitar el veto: renunciar a sus cargos en la compañía, a su posición accionarial o llegar a un acuerdo con los demandantes. La cúpula de Meliá se negó a cumplir con ninguna de las tres.
Horas después de la publicación de una carta remitida a Escarrer Jaume, Meliá emitió un comunicado en el que confirmó la información y manifestó "respeto y confianza en la implicación e impulso hacia una solución positiva por parte de las autoridades españolas y comunitarias, así como en los tribunales, insistiendo una vez más en la lealtad, legalidad y responsabilidad con las que nuestras filiales han desempeñado siempre su gestión empresarial en Cuba".
La prohibición se ampara en el Título IV de la ley Helms-Burton, que siempre ha estado en vigor pero nunca se había aplicado hasta ahora. Este apartado permite a EEUU expulsar del país o impedir la entrada a “extranjeros que hayan confiscado bienes de nacionales estadounidenses o traficado con dichos bienes”, según reza el texto oficial.
Esta prohibición es extensible también a los familiares más cercanos, como el cónyuge o los hijos menores de edad. Las cartas están fechadas el pasado mes de octubre y en ellas Estados Unidos ofrecía a los afectados varias opciones para evitar el veto: renunciar a sus cargos en la compañía, a su posición accionarial o llegar a un acuerdo con los demandantes. La cúpula de Meliá se negó a cumplir con ninguna de las tres.
La empresa aseguró que espera "que la presente controversia producida por la activación de los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton sea resuelta de manera favorable a los intereses de nuestro Grupo".
Por parte del Gobierno, el Ministerio de Exteriores se limitó a señalar el miércoles que la Helms-Burton "es una cuestión que se trabaja coordinadamente con otros ministerios, Estados Miembros y la Comisión Europea", pero no precisó ninguna iniciativa o medida concreta que vaya a poner en marcha.
Meliá podría demandar al gobierno español si no intercede ante Washington, de acuerdo con las leyes empresariales vigentes en el país europeo, específicamente la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público.
Todo el embrollo comenzó el verano de 2019, cuando la administración Trump puso en vigor el Título III de la ley Helms-Burton, tras más de 20 años en suspenso, que permite demandar a empresas que operen en Cuba con activos confiscados luego de 1959.
Una lista muy larga de entidades francesas, españolas y de otros países comenzaron a recibir demandas. Entre ellas está Meliá Hotels. A partir de aquí, Estados Unidos podía recurrir al Título IV ya mencionado.
Cuba es un mercado clave para el grupo. En sus últimas cuentas publicadas hasta septiembre de 2019, Meliá cuenta con 35 hoteles en Cuba, más de 14 mil habitaciones, y otras cuatro aperturas previstas para este año, su mayor apuesta después de España, donde hay 143 alojamientos operando bajo su marca.
Decenas de navieras y petroleras han sido sancionadas por el solo hecho de transportar combustible a Cuba y lo mismo sucede con otras mercaderías de primera necesidad.
España, como el resto de la UE, ha urgido a la Administración Biden desde su llegada al poder la exención de la aplicación del polémico Título III de la Ley Helms-Burton para los socios europeos pero hasta el momento el gobierno estadounidense ha evitado pronunciarse al respecto.
Para volver a aplicar esa exención el presidente solo debe anunciarlo al Congreso justificando que lo hace en el interés de la seguridad nacional de EEUU y para favorecer la transición democrática en Cuba.
Sin embargo, tras cumplir sus primeros cien días en la Casa Blanca, Joe Biden sigue sin pronunciarse tanto sobre esa medida como sobre la decisión de mantener o eliminar las otras más de 240 de endurecimiento del bloqueo adoptadas por Trump durante su mandato.
Es más, la nueva Administración ha anunciado días atrás nuevas sanciones. La Oficina para el Control de Activos en el Extranjero (OFAC) del Departamento del Tesoro estadounidense, ha incluido a la Brigada Especial Nacional del Ministerio del Interior cubano y a Álvaro López Miera, titular del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, entre los nuevos sancionados por EEUU.
Los considera responsables directos por la represión a quienes se manifestaron en distintas ciudades cubanas el pasado 11 de julio y unilateralmente decide sancionarlos.
Esas protestas podrían servir de excusa a Biden para no innovar sobre el bloqueo ni sobre el endurecimiento hecho por Trump para congraciarse con el lobby cubano-americano, con la vista puesta en los votos que esta pueda proporcionarle en las elecciones legislativas de mitad de mandato, a fines de 2022.
Biden ha llegado a calificar a Cuba estos días de "estado fallido", toda una declaración de intenciones, una muestra de lo se puede esperar en política exterior de la nueva Administración demócrata.
Entre las medidas impuestas por Trump que al menos hasta ahora Biden mantiene vigentes figura la que establece que ningún país puede vender a Cuba artículos que contengan al menos un diez por ciento de sus componentes de origen estadounidense.
Hasta 2019 se prohibía la exportación a Cuba de productos que contuvieran al menos un veinticinco por ciento de componentes estadounidenses, se trate de una cámara fotográfica, un móvil, un respirador, una aspiradora, un tractor o un repuesto para la industria farmacéutica, metalúrgica, aeronáutica o de cualquier tipo.
Cómo afecta el bloqueo a la lucha contra el Covid-19
A pesar de los buenos resultados obtenidos por Cuba en el combate contra la pandemia durante el primer año, en los últimos meses el número de contagios y de ingresos hospitalarios se ha disparado, en parte por la llegada de turistas extranjeros, pero fundamentalmente porque se agotaron muchos medicamentos y suministros médicos y el bloqueo impidió su llegada.
Cubadebate, uno de los digitales más importantes de la isla que diariamente actualiza el número de contagios, ingresos y altas hospitalarias y hasta una ficha detallada con los datos de cada fallecido, publicaba en mayo pasado, dos meses antes de las protestas callejeras, un resumen de cómo afectaba en concreto el bloqueo a la salud pública cubana en medio de la pandemia.
Los datos hablan por sí solos. Las autoridades cubanas estiman que desde la aplicación de las nuevas medidas de la Administración Trump en 2019 los costes suplementarios en materia sanitaria por verse obligados a comprar medicamentos en mercados lejanos, sean reactivos, instrumentos tecnológicos y repuestos para equipos del Sistema Nacional de Salud, han supuesto ya una pérdida de 3.272 millones de dólares.
Hay casos como las compañías suizas Imt Medical AG y Acutronic Medical Systems AG, fabricantes mundiales de equipos médicos que durante años realizaron negocios con Cuba, que dejaron de hacerlo abruptamente al ser compradas por la compañía estadounidense Vyaire Medical Inc. Cuba tampoco puede comprar a Vyaire Medical Inc. sus ventiladores pulmonares.
De la misma forma, varios bancos suizos, como Banque Cler, Banco Cantonal de Basilea o UBS, se negaron, por presión de EEUU, a transferir donaciones realizadas a Cuba por organizaciones de solidaridad de ese país, como MediCuba-Suiza o la Asociación Suiza-Cuba.
Con esas donaciones se contaba para comprar y enviar a la isla reactivos, necesarios para los test de diagnóstico, y equipos de protección para el personal sanitario.
Otro banco, en este caso indio, el Dbs Bank Ltd., se negó a recibir documentación de embarque de Serum Institute of India Pvt. Ltd y otros, afectando el suministro de las vacunas BCG y PRS que se utilizan para inmunizar a los niños cubanos frente a la tuberculosis, el sarampión, la rubiola y la papera.
El informe sanitario da cuenta también de la imposibilidad de recibir medicamentos como la Dipirona y la Glibenclamida ante la imposibilidad de la Agencia Naviera de México S.A. para entregarlos, bajo riesgo de ser sancionada por Estados Unidos.
Otro tanto ha sucedido con la Aerolínea Avianca, que se negó a transportar a Cuba un cargamento del medicamento Valproato
De las más de 70 compañías estadounidenses contactadas por las autoridades de MEDICuba para confirmar la posibilidad de importar medicamentos y equipamiento para el Sistema Nacional de Salud cubano solo tres respondieron, y lo hicieron sólo para notificar que no estaban autorizadas por el Gobierno de Estados Unidos para mantener ningún tipo de vínculo comercial con entidades cubanas.
En el informe citado se especifica incluso cuáles son los laboratorios contactados, qué tipo de medicamentos producen y para qué se utilizan.
Entre ellos figura Jansen, filial de Johnson & Johnson, a la que no se pretendía comprar su vacuna monodosis contra el Covid-19 sino Acetato de Abioraterona para tratar el cáncer de próstata.
También se contactó con Pfizer, tampoco en busca de su vacuna contra el Covid, sino por su medicamento Palbociclib, para tratar el cáncer de mama metastásico hormonosensible, o el Crizotinib, contra el cáncer de pulmón.
Esa es la cruda cara del bloqueo, no es un bloqueo a la venta de armas, ni tanques, aviones de combate o material antidisturbios, como los que los países 'democráticos' siguen vendiendo sin ningún tipo de reparos a Colombia, a Brasil, a Chile, a Yemen, Arabia Saudí u otras 'democracias' del mundo.
Es un bloqueo que impide la venta de alimentos a la isla, medicamentos, jeringuillas, viales, reactivos y productos sanitarios y hospitalarios para hacer frente al Covid-19 y a muchas otras enfermedades; se trata de material veterinario para los animales; se trata de repuestos para la industria metalúrgica y automotriz; para automóviles y transporte e infraestructuras públicas o material de construcción.
Estados Unidos, en definitiva, de forma unilateral, impide las propias reglas del libre mercado y la globalización que tanto defiende; viola el Derecho Internacional con la aplicación de sus leyes extraterritoriales -el único país del mundo que lo hace- y viola la propia Carta las Naciones Unidas.
El bloqueo es una guerra económica en toda regla de un país poderoso contra un pequeño y pobre país, un genocidio según las Convenciones de Ginebra, como denunció el titular de Exteriores Cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, ante la Asamblea General de la ONU en junio pasado.
Según las estimaciones de las autoridades cubanas, basadas en precisos datos desglosados, el bloqueo ha supuesto hasta junio pasado unas pérdidas acumuladas durante estas seis décadas de 147.853 millones de dólares. Es una sangría permanente para el país que le impide despegar, que se ha convertido en el principal obstáculo para la mejora económica y social de su población.
En esa Asamblea de Naciones Unidas de junio pasado el coordinador político de la Misión de EEUU ante la ONU nombrado por Biden, dijo que el bloqueo – él habló simplemente de sanciones- es parte del esfuerzo de su país "para promover la democracia, promover el respeto por los derechos humanos y ayudar al pueblo cubano a ejercer las libertades fundamentales consagradas en la Declaración Universal de Derechos Humanos".
El cinismo de la intervención de ese diplomático fue del mismo tenor que vienen utilizando representantes de gobiernos tanto republicanos como demócratas en estas últimas seis décadas.
A nadie le queda duda que el objetivo del bloqueo ya no tiene nada que ver con intereses geoestratégicos, como se justificaba durante la Guerra Fría.
El objetivo es castigar al Gobierno y al Estado cubano por su rebeldía, por no claudicar, por no dejarse someter a las reglas que Estados Unidos le pretende imponer.
Como en una partida de billar francés, se trata de hacer 'carambola'. Se pretende golpear la bola de la asfixia económica, sanitaria y cultural de la población para que esta, exhausta, golpee a la bola Gobierno, y esta a su vez a la tercera, a la que representa a todo el Estado, todo el sistema, para ganar la partida.
De esta forma, todo volvería a la 'normalidad', al capitalismo salvaje en estado puro.
La 'comunidad internacional' asiste solo como público a esta partida, y se limitará seguramente una vez más a 'exigir' con la boca pequeña el año que viene a Estados Unidos que levante el bloqueo a Cuba, con una nueva resolución aprobada por mayoría aplastante.
Si, tal y como se espera, la Administración de Joe Biden anuncia este mes de marzo el levantamiento de algunas de las restricciones sobre viajes entre EE.UU. y Cuba, los ciudadanos estadounidenses podrían encontrarse con una muy grata sorpresa: vacunas anticovid diseñadas y fabricadas en la isla que se administrarán de forma gratuita a todos los visitantes.
El sector de biotecnología en La Habana –compuesto por un conjunto de laboratorios todos gestionados por el Gobierno– está desarrollando cuatro vacunas y la que se encuentra en fase más avanzada, conocida como la Soberana 02, está a punto de entrar en la tercera fase de pruebas .
Con 42.000 voluntarios en Cuba y unos 100.000 en Irán, se espera que la vacuna logre la luz verde del regulador farmacéutico cubano – el Central para el Control Estatal de Medicamentos , equipos y dispositivos (Cecmed)– a mediados de marzo.
Los ejecutivos de BioCubaFarma, el grupo empresarial estatal responsable de investigación y desarrollo de las vacunas, calculan que –siempre que las pruebas vayan bien– Cuba puede fabricar este año 100 millones de dosis, suficiente para proteger a los 11 millones de ciudadanos cubanos y exportar lo que queda a países como Irán, India, Pakistán, Venezuela, Bolivia y Vietnam.
“Es muy probable que saquen buenos resultados en las pruebas porque esta vacuna está elaborada a partir de una plataforma ya existente”, explica Helen Yaffe, economista especializada en Cuba de la Universidad de Glasgow y autora del libro We are Cuba (Yale University, 2020).
Entrevista a Noam Chomsky en publico,es por CTXT 19/8/2021 realizada por Victor Pickard que es profesor de políticas de medios de comunicación y economía política en la Escuela de Comunicación Annenberg de la Universidad de Pensilvania, donde codirige el Media, Inequality & Change Center (Centro de medios, desigualdad y cambio).
Esta entrevista se publicó en The Nation.
Texto traducido por Ana González Hortelano.
Sí, los ves cada vez que abres el periódico. Mire, volvamos al New York Times de esta mañana: informan sobre la última votación de la ONU, 184 votos a favor y dos en contra, de terminar con el embargo estadounidense que está oprimiendo a Cuba y que es un escándalo internacional. Es interesante analizar la redacción. Dicen que es la manera de marcar distancia por parte de “los críticos con Estados Unidos”. Los críticos con Estados Unidos resulta que son el mundo entero menos Israel, que tiene que seguirle la corriente a Estados Unidos porque es un Estado cliente. Así que, en esencia, según el Times, no es más que la oportunidad de que el mundo entero demuestre su crítica irracional hacia Estados Unidos. La narrativa no puede ser que Estados Unidos está cometiendo un delito grave que el mundo detesta y rechaza
Resum del llibre We are Cuba, llibre de Helen Yaffe.
Després de la caiguda de la Unió Soviètica, Cuba es va enfrontar a l'inici d'una crisi que va delmar la seva economia. Helen Yaffe examina els sorprenents desenvolupaments que van tenir lloc durant i després d’aquest període. Basat en investigacions d’arxiu i entrevistes amb líders, pensadors i activistes cubans, aquest llibre explica per primera vegada la història remarcable de com va sobreviure Cuba mentre la resta del bloc soviètic es va ensorrar. Yaffe mostra com Cuba ha anat introduint reformes selectives del mercat. Tot i que el govern afirma que són necessaris per mantenir el seu sistema socialista, molts altres creuen anunciar un retorn al capitalisme. Examinant les iniciatives nacionals clau, inclosa la creació d’una de les principals indústries biotecnològiques del món, la seva revolució energètica i l’internacionalisme mèdic, juntament amb les recents reformes econòmiques, Yaffe demostra per què la revolució continuarà després de Castro. Aquest és un relat fresc i convincent de la revolució socialista de Cuba i dels reptes que afronta avui. Helen Yaffe és professora d'història econòmica i social a la Universitat de Glasgow. La seva docència se centra en el desenvolupament llatinoamericà i cubà. Des del 1995 porta temps vivint i investigant a Cuba. La seva tesi doctoral es va adaptar a la publicació com a Che Guevara: The Economics of Revolution el 2009 i és coautora de Youth Activism and Solidarity: The Non-Stop Picket- Against Apartheid, 2017. Regularment fa comentaris sobre Cuba per a la mainstream mitjans de comunicació.
Al igual que las vacunas chinas, Soberana 02 no tiene que ser almacenado en temperaturas muy bajas, así que es de mayor utilidad en países en desarrollo que la nueva generación de vacunas como la de Pfizer. Cuba tiene una amplia experiencia en la fabricación y distribución de vacunas desde que una epidemia de dengue afectó la isla en los años ochenta y convenció al Estado cubano de la necesidad de dar prioridad a la biotecnología. Hoy en día, ocho de las once vacunas administradas a los niños cubanos se fabrican en la isla.
La economista Yaffe, que visitó La Habana en enero y ha hablado con los gestores de los llamados polos científicos donde se encuentran los laboratorios de biotecnológica, confirma en una entrevista a este diario que “van a ofrecer gratuitamente vacunas para todos los turistas y visitantes a la isla”. Eso sí, el probable calendario de la vacunación con Soberana 02 –tres dosis administradas a lo largo de cuatro semanas– limitaría su utilidad para las visitas de corta estancia.
La fabricación de la nueva vacuna se suma a la gestión eficaz de la pandemia en Cuba. Gracias al uso de cuarentenas estatales y un sistema publico de sanidad con presencia en todos los barrios, solo se han contagiado 47.000 personas en la isla.
La fabricación de la vacuna se suma a la buena gestión de la pandemia: solo han muerto 308 personas
Es más, gracias a la eficacia del cóctel de fármacos utilizado en el tratamiento de la enfermedad –la mayor parte, de fabricación nacional-, solo han muerto 308 personas. Son los mejores resultados de América Latina. Para comparar, en la isla caribeña vecina de República Dominicana, con una población casi igual, han muerto 3.000 de los 240.000 contagiados.
Expertos consultados en Washington esperan que la nueva Administración demócrata levante las restricciones sobre viajes a Cuba conforme se recupere la política de apertura adoptada por la administración de Barack Obama de la que Biden fue vicepresidente. Unos 600.000 estadounidenses visitaron Cuba entre el 2016 y el 2018, diez veces más que antes de la apertura de Obama.
“Creo que habrá una recuperación importante de viajes de EE.UU. a Cuba y habrá un elemento de turismo de vacunas sobre todo para jóvenes, que son los últimos de la cola para las vacunas aquí”, cuenta Peter Kornbluh, autor de Back channel to Cuba , que ha trabajado como guía en viajes educativos y culturales a Cuba.
En un momento de desabastecimiento en regiones como Europa, la vacuna cubana es “una victoria en varios frentes, sanidad publica, economía y diplomacia humanitaria”, apunta Kornbluh.
Es aún más llamativo cuando se tiene en cuenta la grave crisis por la que atraviesa la economía cubana tras el colapso de su principal fuente de divisas, el turismo, provocado por la pandemia y agravado por las sanciones implementadas por la administración Trump. Estas incluyeron la decisión –días antes de las elecciones de noviembre– de añadir a Cuba en el listado de estados calificados por EE.UU. como patrocinadores del terrorismo.
El golpe de Estado había agudizado todas las contradicciones dentro del sistema, lo que se vio con más fuerza por la quiebra de la constitucionalidad. Estos factores, más la incapacidad de los partidos políticos representantes de los grupos de poder para encausar una salida aceptable a la profundización de la crisis después del 10 de marzo, llevarían a crear condiciones para el surgimiento, consolidación y desarrollo de una situación revolucionaria. Se abrió entonces ese camino a partir de la nueva vanguardia revolucionaria que se fue estructurando.
El gobierno encabezado por Batista. Gestión
El golpe de Estado agravó la crisis política cubana al impedir el funcionamiento de las instituciones establecidas constitucionalmente e imponer una dictadura que habría de extenderse por siete años. El nuevo gobierno establecido tendría como principal garantía el apoyo de Estados Unidos, de los grupos oligárquicos y el ejército.
Principales características
La dictadura caracterizó su política económica en dos elementos esenciales: la restricción azucarera y la llamada política de Gasto Público. En ambos casos lo importante es comprender que no estaban destinadas a promover riquezas para nuestro pueblo, ni solucionar los graves problemas acumulados en la república, sino beneficiar a los monopolios norteamericanos a costa de lesionar nuestros intereses nacionales, como es el caso de la política de restricción azucarera y a facilitar el saqueo de nuestras riquezas por el imperialismo, además de dejar a los personeros del régimen las manos libres para el desfalco del tesoro de la nación, a costa de endeudar cada vez más a Cuba con la banca norteamericana.
Se hicieron nuevas construcciones y se incentivó la industria turística donde invirtieron grandes cadenas de hoteles, como la Hilton, como parte de un proyecto turístico que incluía la apertura de grandes y numerosos casinos de juego a lo largo de la costa habanera.
Para incentivar las inversiones, se aplicó una política represiva contra las conquistas del movimiento obrero. Creció la presencia del capital norteamericano en Cuba, que nuevamente rebasó los mil millones, pero no producía una verdadera diversificación de la economía, pues esta seguía dependiendo del azúcar que representaba más del 80% de las exportaciones.
publico 3/3/2021
Un total de 25 eurodiputados apoyaron este martes al embajador europeo en Cuba, Alberto Navarro, después de que el alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Josep Borrell, le haya convocado para pedirle explicaciones por una carta al presidente estadounidense, Joe Biden.
Los 25 eurodiputados de los grupos socialdemócrata, de los Verdes y de la Izquierda escribieron una carta a Borrell para transmitirle que la postura que manifiesta Navarro en la carta —la petición a Biden del fin del embargo estadounidense a la isla— "viene alineada con una posición que la Unión Europea ha ido avanzando estos últimos años".
"No entendemos que la Unión Europea haya convocado al señor Navarro a Bruselas por una actuación que está alineada con la posición oficial de la Unión especialmente teniendo en cuenta la ayuda proporcionada por Cuba y sus brigadas médicas durante la primera ola de la pandemia en todo el mundo incluyendo a países europeos", señalan los diputados.
Bienvenidos al feliz mundo pandémico: violencia, guerra fría y vacunas
Bonaventura de Sousa
En un libro reciente sobre la pandemia titulado El futuro comienza ahora: de la pandemia a la utopía (Ediciones Akal, 2021), escribí que a medida que pasara la fase aguda de la pandemia nos encontraríamos con tres escenarios posibles, de los cuales dependería la calidad futura de la vida humana y no humana, que comúnmente llamamos naturaleza. Los tres escenarios son el negacionismo, el gatopardismo y la alternativa civilizatoria.
El primer escenario consiste en negar la gravedad excepcional de esta pandemia y afirmar que pronto todo volverá a la normalidad, aunque, mientras tanto, hayan muerto unos 4 millones de personas, algunas de ellas innecesariamente. El segundo escenario reconoce que la pandemia ha sido (es) grave y que se necesitan algunos ajustes en las políticas públicas, particularmente en el sector salud, pero no se necesitan cambios estructurales. Cambiar lo necesario para que nada cambie en esencia.
El tercer escenario se basa en la idea de que las medidas propuestas en el segundo escenario son importantes y urgentes, pero no son suficientes. Además de eso, es necesario cambiar nuestros modos de producción, consumo y vida en sociedad. Después de todo, la vida humana es el 0,01% de la vida total del planeta, pero se comporta como si fuera dueña del planeta, comprometiendo los ciclos vitales de este sin saber que, con ello, está comprometiendo la calidad e incluso la posibilidad de vida humana en el futuro más o menos lejano.
Cada escenario ofrece una narrativa pandémica adecuada para que sea la única posible y legítima, a la vez que es apoyada social y políticamente por las fuerzas que más se beneficiarán de ella. Los tres escenarios representan los nuevos términos en los que se afianzarán los conflictos sociales y políticos en las próximas décadas. Lo que ocurra tendrá un impacto importante en la vida de la sociedad, pero será muy desigual en los diferentes países del mundo.
Los conflictos que generará cada escenario aún no están mapeados y pueden sorprendernos. Tampoco es posible anticipar las consecuencias. Sólo sabemos que la oposición al escenario imperante se hará por referencia a uno de los otros escenarios posibles. En este punto se puede decir que el primer escenario parece prevalecer a nivel mundial. Este escenario tiene varias manifestaciones muy diferentes y desigualmente distribuidas en todo el mundo.
La violencia represiva del Estado
La primera de estas manifestaciones es la violencia represiva del Estado ante la crisis social agravada por la pandemia. Después de 40 años de concentración de la riqueza y ataques a los derechos económicos y sociales de las clases populares, cada vez más vulnerables por las políticas neoliberales, ya habían estallado fuertes protestas sociales contra la austeridad en muchos países antes de la pandemia.
Con la pandemia, la desaceleración de la actividad económica y el gasto de emergencia que, por insuficiente que fuera, tuvo que hacerse, agravaron la situación financiera del Estado; la solución, típica del neoliberalismo, era hacer pagar el costo de la crisis a quienes menos condiciones tenían para hacerlo. Y la gente está diciendo: ¡Basta! Este escenario ya es claramente visible en algunos países de desarrollo intermedio que están gobernados por fuerzas políticas de derecha y que han estado adoptando políticas neoliberales con mayor fidelidad. Estos son los casos de Colombia, Brasil e India.
Desde abril, Colombia vive un intenso conflicto social, con un paro nacional y bloqueo de carreteras liderado por organizaciones sociales indígenas, campesinas y sindicales y por movimientos espontáneos donde destacan jóvenes "hambrientos y sin futuro". La represión por parte del Estado ha sido violenta y desproporcionada, con más de 61 personas asesinadas por la policía o por actores armados ilegales en conjunto con la policía, 358 desaparecidos y 47 personas con heridas en los ojos. La ciudad de Cali, la ciudad más negra de Colombia, y las regiones indígenas y campesinas del Cauca han sido el epicentro. Un decreto presidencial del 28 de mayo, ciertamente inconstitucional, ha creado un verdadero estado de sitio que permite la "asistencia militar" en el uso de la fuerza y la violencia contra la población civil y las protestas pacíficas.
Brasil, por su parte, es hoy el laboratorio mundial del negacionismo. Con aproximadamente el 3% de la población mundial, representa el 13% de las muertes en el mundo. El rechazo militante de las medidas sanitarias y la reserva de vacunas hizo que el virus se propagara sin control, llegando a las poblaciones más vulnerables, "negros y pobres", como dicen en la jerga brasileña. Está en marcha una operación de darwinismo social, si no una política genocida, especialmente en el caso de la población indígena. Se han presentado más de 100 solicitudes de impeachment en el Congreso, se han presentado varias denuncias por crímenes de lesa humanidad en tribunales internacionales y se han presentado varias demandas para declarar interdicto por incapacidad mental al presidente. Mientras tanto, el país comenzó a despertar y a manifestarse en las calles contra esta política de muerte. El día 29 de mayo, unas 500.000 personas se manifestaron en 213 ciudades unidas bajo el lema "Fuera Bolsonaro".
Finalmente, India es el retrato más cruel del neoliberalismo. Como el mayor productor de vacunas del mundo, no ha logrado vacunar a su población y, por el contrario, la desprotege activamente. El gobierno aprovechó la crisis social para promulgar leyes agrarias neoliberales que harán aún más difíciles y precarias las condiciones de vida de los campesinos, la mayoría de la población. Se convirtió en un caso ejemplar de error de cálculo por parte de los gobernantes. Pensando que la pandemia dificultaría las protestas sociales contra estas leyes, el gobierno se sorprendió con una de las movilizaciones campesinas más grandes y duraderas de las últimas décadas.
La nueva guerra fría
La primera generación de la Guerra Fría terminó con la caída del Muro de Berlín. Pero como el capitalismo se alimenta de contradicciones que a menudo generan enemigos reales o imaginarios (guerra contra el comunismo, guerra contra las drogas, guerra contra el terrorismo, guerra contra la corrupción), no pasó mucho tiempo antes de que surgiera una nueva guerra fría, esta vez teniendo como principal enemigo a China, a la que se unió progresivamente la Rusia desovietizada.
Aunque siempre se disfraza con terminologías idealistas (como democracia versus dictadura), de lo que siempre se trata es de controlar o neutralizar a los competidores reales o potenciales. En esta nueva generación de guerra fría, la verdadera contradicción es entre el capitalismo de mercado, dominado por el capital financiero y las multinacionales estadounidenses, y el capitalismo de estado dominado por China, un imperio en decadencia contra un imperio en ascenso.
La pandemia trajo una nueva agresión a la nueva guerra fría. Por un lado, China se afirmó como la fábrica mundial de productos de protección personal contra el coronavirus y superó con creces a Estados Unidos en la protección de sus ciudadanos. Por otro lado, los avances chinos en la cuarta revolución industrial (inteligencia artificial) generaron temores de que China se convirtiera en la primera economía del mundo antes de 2030, como se predijo inicialmente en los estudios de los servicios secretos estadounidenses.
Ante este temor, la administración estadounidense intensificó la presión sobre los aliados para detener el avance de China. Este proceso comenzó con el presidente Donald Trump y se intensificó enormemente con su sucesor Joe Biden. El origen del virus es la más reciente arma de la guerra fría.
Como en epidemias anteriores, siempre es importante conocer el origen del virus, aunque siempre es difícil dada la imposibilidad de identificar al paciente cero. Lo nuevo en este caso es la intensa politización del origen del virus, atribuyéndolo, sin pruebas, a China y convirtiendo su propagación en un accidente de laboratorio, si no en un acto de guerra biológica. La teoría de la conspiración del Laboratorio de Wuhan fue propuesta en enero de 2020 por la extrema derecha estadounidense de Steve Bannon en asociación con un disidente chino para quien "el virus había sido liberado deliberadamente por el Partido Comunista Chino".
Fue esto en lo que Trump se basó para hablar del "virus chino". Tras la misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a China, esta teoría quedó desacreditada, reconociendo incluso la casi imposibilidad de conocer con precisión el origen del virus. Pero como en la guerra fría no se buscan medios para neutralizar al enemigo, la administración Biden volvió a la carga y presionó a sus aliados para promover la sospecha. Es muy posible que el período pandémico intermitente en el que posiblemente estamos entrando cree nuevas oportunidades para la politización de la pandemia en detrimento de los objetivos de la OMS. Este es el caso de la geopolítica de las vacunas.
Capitalismo de vacunas o vacuna popular
Como sabemos, la existencia de vacunas es el único hecho nuevo para proteger la vida en tiempos de pandemia. Las vacunas contra COVID-19 se crearon en un tiempo récord y no es de extrañar que, si bien ya se están produciendo en masa, aún existan muchas incógnitas sobre su efectividad y posibles efectos secundarios, y sobre si la población inoculada esté sirviendo como conejillo de indias.
Sin embargo, se sabe que la protección eficaz contra el virus solo tendrá lugar cuando un porcentaje significativo de la población mundial esté vacunada y que la protección con las vacunas actuales será tanto más eficaz cuanto más rápido ocurra esto, ya que esta es la única forma de evitar que el virus continúe propagándose y desarrolle nuevas variantes para las que las vacunas no ofrezcan protección. A pesar de todas las declaraciones y advertencias de la OMS al respecto, por ahora está claro que prevalece el escenario del negacionismo. En otras palabras, la gravedad de la pandemia no justifica ninguna medida excepcional para combatirla.
Así, los derechos de propiedad intelectual (patentes) deben seguir vigentes como en períodos normales, la producción y distribución de vacunas debe ser responsabilidad exclusiva de las empresas farmacéuticas que las desarrollaron y las distribuirán a los precios definidos por la ley de la oferta y la demanda. Esta posición es naturalmente defendida por las propias empresas farmacéuticas, por los Estados más desarrollados (también por Brasil y Colombia) y por las instituciones internacionales que avalan los intereses del capital multinacional.
Esta postura representa un peligro para el mundo, ya que retrasará la vacunación de la población mundial. Además, hay algo moralmente detestable en esto cuando asistimos al surgimiento de un verdadero apartheid entre la "euforia de la vacunación" de los países ricos (Israel con el 59% de la población totalmente vacunada) y la pesadilla de la vacunación de la gran mayoría de la población mundial.
Los países menos desarrollados solo recibieron el 0,3% de las vacunas disponibles hasta el final de mayo de 2021. En países como Brasil, India, Irán y Nepal, el virus continúa propagándose sin control, mientras que Canadá ha ordenado vacunas para diez veces su población y el Reino Unido ocho veces. Según Vaccine Alliance, los países ricos habrán comprado 1.500 millones de dosis en exceso.
Igualmente, es detestable lo que New York Times del 29 de mayo llama "turismo de vacuna". Consiste en un viaje a Miami para los miembros de las élites económicas y políticas de América Latina y otras regiones del mundo para ser vacunado. Estos viajes incluyen vacaciones (el intervalo entre dosis) y cuestan miles de dólares. Y Miami no es el único paraíso de las vacunas en el mundo. Que estos viajes puedan ser vehículos para la propagación de nuevas variantes del virus no se les ocurre a quienes viajan ni a quienes les dan la bienvenida.
El capitalismo de vacunas es el modo de acceso a la vacuna determinado exclusivamente por la solvencia monetaria, tanto la propia como la del Estado o institución que las adquiere para su distribución interna. Si prevalece este modo de distribución, es muy probable que entremos en un período de pandemia intermitente.
En este caso, no se trata de la aparición de una nueva pandemia, sino del manejo prolongado de la pandemia actual. Por ejemplo, mantener patentes sobre la producción de vacunas retrasará peligrosamente la vacunación de la población mundial, hasta tal punto que la población vacunada eventualmente estará expuesta al virus. No es sorprendente que muchas voces se alcen contra el capitalismo de las vacunas y muchos grupos se estén organizando para promover alternativas de distribución que sean éticamente más justas y materialmente más efectivas para enfrentar la pandemia. Las alternativas son diversas.
Algunas están permeadas por el escenario del gatopardismo (haz cambios para que lo esencial no cambie). Este es el caso de la intensificación de las donaciones de vacunas o la promesa de las empresas farmacéuticas de incrementar la infraestructura de producción. Esta es la solución Covax, la iniciativa que tiene como objetivo crear un fondo global de vacunas para distribución mundial y que integra a la OMS, la Gavi Vaccine Alliance y la CEPI (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations). Su objetivo sería vacunar a toda la población en riesgo y a todo el personal de salud para finales de 2021, una quinta parte de la población mundial. Sería un objetivo insuficiente, pero incluso eso se ve comprometido por el hecho de que alrededor de 30 países más ricos (a los que se unió Brasil) han abandonado Covax.
La única alternativa efectiva al capitalismo de las vacunas está en el escenario de la alternativa civilizatoria, que asume el carácter excepcional del tiempo presente y la necesidad de inventar nuevas soluciones que preparen a la población mundial para evitar otras pandemias y defenderse mejor de las que se presenten. Entre estas soluciones se encuentran la constitución de bienes públicos universales, como la salud y todos los medicamentos y vacunas considerados imprescindibles para defenderla en una emergencia sanitaria.
En el caso específico de las vacunas, han circulado varias peticiones por todo el mundo para que la vacuna contra la covid-19 sea de acceso universal. Los presidentes de Sudáfrica y Pakistán, entre más de 140 figuras públicas de todo el mundo, pidieron una "vacuna democrática". En mayo de 2021, OXFAM lanzó una petición para una vacuna gratuita accesible para todos. Según OXFAM, costaría $ 25 mil millones, el equivalente a menos de cuatro meses de ganancias para las 10 principales compañías farmacéuticas.
También el grupo parlamentario GUE / NGL del Parlamento Europeo pidió (a través de la voz de Marisa Matias y Marc Botenga) una vacuna popular. Ricardo Petrella y el Ágora de los Habitantes de la Tierra lanzaron una campaña mundial para la declaración de la vacuna como bien público gratuito y universal. Esta petición es parte de un movimiento más amplio por un sistema mundial público común para la salud y la seguridad de la vida, libre de patentes, fuera del mercado, basado en el derecho universal a la vida. Para lograr este objetivo, en el contexto actual de la pandemia, sería suficiente que, con la justificación de la inversión pública aplicada en la investigación de vacunas, las universidades y los Estados interesados compartan todos los conocimientos y tecnologías disponibles, depositándolos en el Fondo de Acceso a la Tecnología de la OMS.
Estas ideas presiden la People’s Vaccine Alliance y contrastan la cooperación con la competencia, la solidaridad con el lucro. Es una vasta alianza global que considera las vacunas como un bien público universal y que, como tal, deben ser producidas lo más rápido posible por todos los laboratorios del mundo que tengan la capacidad para hacerlo y distribuidas a costo cero o a un precio asequible. Esta será la vacuna popular.
Esta posición es defendida por la mayoría de los países del Sur Global y por varias organizaciones y asociaciones transnacionales de ciudadanía activa, derechos humanos y salud pública. Se divide en tres propuestas.
Primero, la suspensión de patentes sobre vacunas y sus componentes y materias primas. La propia Fundación Bill y Melinda Gates, que inicialmente se opuso a la suspensión de patentes, se unió a ella el 6 de mayo de 2021, luego de que Estados Unidos se mostrara partidario de esta solución. El lobby corporativo es considerado el más poderoso del mundo y ciertamente se está moviendo para ofrecer una dura oposición.
Recordemos que cuando Brasil propuso suspender las patentes de medicamentos retrovirales hace 20 años para combatir eficazmente el VIH/SIDA, la reacción fue brutal, incluso por parte de Estados Unidos. Pero Brasil se impuso y los resultados fueron inmediatos.
La segunda propuesta es la transferencia de tecnología a países del Sur Global. La disponibilidad para la producción es total y la posibilidad real es mucho mayor de lo que uno puede imaginar. Cuando la OMS anunció la demanda de productores de ARN mensajero (ARNm, el nuevo tipo de vacuna) fue inundada de propuestas por parte de los países del Sur Global. El presidente Paul Kagame de Ruanda hizo un llamamiento muy enérgico a este respecto en la última reunión de la OMS, mostrando que la iniciativa Covax sería insuficiente porque estaba limitada por los intereses de las multinacionales farmacéuticas. La tercera propuesta consiste en apoyo financiero para la producción en el Sur Global.
La vacuna popular es la única alternativa capaz de minimizar los inmensos costos sociales que se proyectan para los próximos tiempos. Tiene lugar en un momento oportuno. Últimamente se ha hablado mucho de la justicia histórica en relación con el mundo que sufrió la injusticia histórica del colonialismo y se empobreció por el saqueo de sus riquezas y la dependencia económica a la que fue sometido después de la independencia política. Aquí radica una oportunidad histórica para hacer justicia histórica.
Aunque siempre se disfraza con terminologías idealistas (como democracia versus dictadura), de lo que siempre se trata es de controlar o neutralizar a los competidores reales o potenciales. En esta nueva generación de guerra fría, la verdadera contradicción es entre el capitalismo de mercado, dominado por el capital financiero y las multinacionales estadounidenses, y el capitalismo de estado dominado por China, un imperio en decadencia contra un imperio en ascenso.