Resumen ejecutivo del documento "España 2050. Fundamentos y propuesta para una Estrategia Nacional de Largo Plazo."
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"En las últimas cuatro décadas, España ha logrado conquistar una de las grandes aspiraciones de todo país: aumentar la esperanza de vida de su ciudadanía hasta alcanzar unos niveles sin precedentes en la historia. A principios del siglo XX, la población española tenía una esperanza de vida al nacer de apenas 35 años. Hoy, está por encima de los 83 y es la tercera más alta del mundo, solo superada por las de Suiza y Japón. — Este espectacular aumento de la longevidad ha venido acompañado de un notable incremento de la esperanza de vida en buena salud...."
En el documento "España 2050. Fundamentos y propuesta para una Estrategia Nacional de Largo Plazo", con un optimismo desmesurado se habla de que los españoles no solo vivimos más años, sino que, además, lo hacemos con mejor salud y un mayor grado de autonomía que antes; algo que debemos a las mejoras en alimentación e higiene, a la adopción de hábitos de vida más saludables y al desarrollo de un estado de bienestar amplio y moderno que ha permitido trasladar el progreso biomédico al grueso de la sociedad.
Ha habido grandes y exitosas mentiras económicas que condicionan fuertemente nuestras vidas, pero ésta quizá haya sido la mejor orquestada y masivamente difundida y la que ha logrado convencer expresa y decisivamente a la población. No es de extrañar que haya contado con tantos medios, que se hayan utilizado tantos recursos para difundirla y que se venga insistiendo durante tanto tiempo en ella si se sabe que el Estado gastará en España algo más de 160.000 millones de euros en pensiones públicas en 2021 y otro tanto en 2022 y 2023, que recaudará de las cotizaciones de los trabajadores. Una cantidad de dinero extraordinaria cuya gestión, en todo o en una parte considerable, supondría un colosal negocio para la banca privada, que es quien ha orquestado y financiado desde los años ochenta las campañas y los estudios más conocidos para tratar de propagar esta mentira.
En la consulta que la pitonisa del Parlamento realiza al oráculo, observando el vuelo de las aves e indagando en las entrañas de un animal muerto, la pitonisa del Parlamento continua su exposición de la mentira más importante que han repetido los banqueros y los políticos a lo largo de los últimos 45 años.
"Durante las próximas tres décadas, continua la exposición de la mentira en el documento España 2050, la esperanza de vida de la población española seguirá aumentando (podría hacerlo en más de 3 años), lo que provocará un fuerte envejecimiento de nuestra pirámide demográfica. En 2050, 1 de cada 3 españoles tendrá 65 años o más, y por cada persona en esta franja de edad habrá solo 1,7 personas en edad de trabajar (hoy, hay 3,4). Ni las posibles mejoras en la tasa de natalidad ni un incremento de la inmigración podrán revertir completamente este escenario. Este envejecimiento traerá importantes oportunidades sociales y económicas al país, pero también notables desafíos para la sostenibilidad del estado de bienestar. De aquí a mediados de siglo, el gasto público en pensiones en España podría incrementarse en hasta 5 puntos de PIB; el gasto sanitario podría aumentar en más de 1 punto de PIB; y el número de personas mayores de 65 años beneficiarias de ayudas a la dependencia podría duplicarse....."
Según el Catedrático de Estructura Económica, Juan Torres López "es muy complicado poder acertar en la evolución de la experanza de vida. Parece fácil considerar que su aumento será al alza como consecuencia de la mejora de las condiciones de vida y del desarrollo económico, pero es obvio que no puede aumentar permanentemente y no se puede descartar que sufra una involución importante en cualquier momento. Ya se produjo en España, por ejemplo, en los años 2011 y 2012, y también se acaba de reducir a causa de la COVID-19, en 25 de los 27 países con estadísticas vitales de calidad que se han analizado en una reciente investigación. En España, un poco más de 1,5 años para las mujeres y algo menos para los hombres.
Con respecto al volúmen de población real de nuestras poblaciones el catedrático en estructura económica Juan Torres López afirma que " ningún demógrafo ni organismo oficial de estadística ha sido capaz de anticipar con acierto el volumen de población real de nuestras sociedades en plazos relativamente cortos, así que mucho menos podría hacerlo para dentro de treinta o cuarenta años que es cuando se dice que ocurrirá el hecho fatal de la quiebra del sistema de la seguridad social por esa razón. La mejor prueba de ello son las grandes diferencias que se dan en las proyecciones o predicciones que para España realizan el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIREF), Eurostat u otros organismos internacionales. Diferencias que, además, no solo se dan ente ellos, sino también cada vez que uno hace estimaciones a lo largo del tiempo.
Así, la fecundidad estimada por el INE para 2050 es de 1,4 hijos, y para la AIREF, de entre 1,8 y 2. La población total en ese año sería de 49 millones para el INE (en 2013 había estimado que en 2052 sería de 41 millones) y de entre 50 y 60 millones para la AIREF; la tasa de dependencia (relación entre personas con más de 65 años y las que están en edad de trabajar) sería del 90 por ciento para AIREF y del 81,1 por ciento para el INE. Eurostat, por su parte, estima la población total de España para ese año en 49,3 millones. Sin embargo, el Health Metrics and Evaluation (IHME), un centro de investigación sobre salud de la Universidad de Washington, estima que no llegará a los 45 millones.
Juan Torres López añade en su reflexión sobre la gran falsedad en estadística que si es practicamente imposible predecir con exactitud la población futura, como se viene comprobando desde hace décadas en las proyecciones que se han realizado en diferentes naciones, mucho más lo es determinar el número que habrá de pensionistas. Valga un solo ejemplo.
" Un estudio de la Secretaría General de la Seguridad Social publicado en 1996 estimaba que en 2010 habría en España 3.876.177 pensiones de jubilación, y en 2030, 5.133.383. Cuando finalizó 2010, la realidad fue que ya había 5.193.107 pensiones de este tipo, es decir, una cifra mayor que la que, en 1996, se había calculado que habría en 2030. A pesar de ello y de la crisis que lo redujo un 72 por ciento respecto al de 2009, en ese año se registró un superávit de 5.182.747 millones de euros.
Lo que está haciendo el informe elaborado por el gobierno "España 2050. Fundamentos y propuesta para una Estrategia Nacional de Largo Plazo" es exagerar el efecto del envejecimiento y aliviar o incluso no tener en cuenta el incremento potencial de empleo o la entrada de inmigrantes. Es lo que hicieron todos y cada uno de quienes en los años noventa del siglo pasado elaboraron estudios (normalmente pagados por entidades financieras) para mostrar la insostenibilidad, y eso fue lo que provocó que ni uno solo, ninguno, acertara en la previsión sobre lo que ocurriría con las pensiones españolas en 2000, 2005 o 2010. Unos predijeron a la baja el empleo que se iba a generar en la economía española, al mismo tiempo que envejecía la población; otros no contemplaron el aumento en la población activa; casi todos minusvaloraron la inmigración que vendría e incluso algunos no la tomaron en cuenta...y ninguno acertó. Aunque, eso sí, todos sembraron el efecto buscado a medida que se iban haciendo públicos sus predicciones catastrofistas, el miedo al futuro y la convicción de que en el futuro no podría haber pensiones públicas.
Para poder afirmar que el envejecimiento hace insostenible las pensiones públicas hay que asumir que la productividad no aumenta o lo hace en muy poca medida. La razón es fácil de entender.
La posibilidad de financiar las pensiones no depende de que haya muchos pensionistas, sino de la riqueza que se genera en la economía, del volumen de producción y, por tanto, de los ingresos.
El engaño consiste en centrarse tan sólo o enfatizar el aumento de los gastos, sin tomar en consideración que al mismo tiempo se pueden incrementar los ingresos para sostener el sistema de pensiones públicas, si es que realmente eso es lo que se desea.
La primera trampa por parte del gobierno puede consistir en asumir que el sistema no se puede financiar nada más que a través de las cotizaciones sociales, obviando que puede recurrirse, como de hecho ocurre en muchos países, a otras fuentes de financiación.
Y si se asume que sólo se financiarán mediante cotizaciones, debe tenerse en cuenta que éstas dependen de una serie de variables sobre las que es posible incidir: el volument de empleo y de la tasa de actividad, el nivel salarial, el producto que se genera y su evoloución, así como la productividad, la extensión del fraude y la economía sumergida, y la distribución de la renta.
Es bien sabido, afirma el economista Juan Torres López, que la reiteración de una mentira logra que termine percibiéndose como una verdad, y eso es lo que ha ocurrido en el caso de las pensiones. Se oculta por parte de los gobiernos lo que realmente hay detrás y sostiene a las pensiones públicas: la solidaridad y una distribución de la renta mínimamente equitativa, sin la cual es lógico que no ya las pensiones, sino cualquier bien o servicio público sea de imposible financiación.
Esta mentira, por tanto, consigue soslayar el debate social sobre cómo repartir los recursos. Esconde también que el futuro de las pensiones públicas no depende de la demografía, sino de las políticas económicas que se lleven a cabo y, rizando el rizo del argumento, se hace creer que las políticas que hay que adopar para disponer de ingresos tras la jubilación son las de recortes de gasto, salarios y pensiones.
Cuando se logra convencer de la inexorable crisis futura, de las pensiones públicas, se vuelve a trucar la realidad proponiendo como solución el recorte del gasto, la disminución de su cuantía o el atraso de la edad de jubilación, sin hacer mención de que el equilibrio financiero del sistema, como hemos dicho, no sólo depende de los gastos, sino también de los ingresos. Y cuando eso ocurre, lo que se refuerza lógicamente, es la percepción de pauperización y crisis del sistema.
Finalmente, difundiendo esta mentira se provoca para que la población (la que puede hacerlo, porque ni siquiera esto es algo que esté al alcance de todas las personas) tome una decisión financiera poco provechosa y arriesgada: depositar sus ahorros en fondos de "pensiones" privados. Una recomendación que siempre acompaña al discurso de insostenibilidad de las pensiones públicas y que es muy perjudicial para la gente, pues se oculta que esos planes son muy poco rentables y muy inseguros.
Por último el informe "España 2050. Fundamentos y propuesta para una Estrategia Nacional de Largo Plazo", propone que la vida laboral se alargue y se compatibilice la pensión con el empleo. En lugar de proponer que las trabajadoras y trabajadores se jubilen a partir de los 60 años y como fecha tope a los 65, para dejar vacantes sus puestos de trabajo a los más jóvenes, que es lo que proponen todas las organizaciones pensionistas de España, el gobierno propone que los mayores sigan ocupando sus puestos de trabajo o bien consigan trabajos alternativos "trabajos de viejo" como vulgarmente se les denomina en Corea del Sur, donde se jubilan con un 30 por ciento del último salario, que no les da para sobrevivir y tienen que complementar con "trabajos de mierda", que es el equivalente a "trabajos de viejo". Así, de esta manera no permiten que los jóvenes tengan acceso a un puesto que les permita vivir con salarios suficientes.
He aquí la propuesta del gobierno en su plan "España 2050."
— Para capear este cambio, nuestro país deberá mejorar la eficiencia de sus servicios públicos y, sobre todo, lograr que las personas en edades avanzadas tengan una participación cada vez más activa en la vida económica y social. Esto implicará superar anticuados estereotipos sobre la vejez, adaptar muchos empleos a las expectativas y capacidades de los trabajadores y trabajadoras más sénior, y facilitar la compatibilización de la pensión con el empleo. Si conseguimos equiparar las tasas de actividad de nuestra población mayor de 55 años a la de países como Suecia o Dinamarca, España ganará 1,6 millones de personas activas de aquí a 2050, algo que ayudará enormemente a mitigar los impactos negativos de la caída de la fuerza laboral y a mejorar el bienestar de millones de hogares.
Lo dicho, ha habido grandes y exitosas mentiras económicas que condicionan fuertemente nuestras vidas, pero la que acabamos de analizar quizá haya sido la mejor orquestada y masivamente difundida y la que, como hemos comprobado, ha logrado convencer expresa y decisivamente a la población. No es de extrañar que haya contado con tantos medios, que se hayan utilizado tantos recursos para difundirla y que se venga insistiendo durante tanto tiempo en ella si se sabe que el Estado gastará en España algo más de 160.000 millones de euros en pensiones públicas en 2021 y otros tanto en 2022 y 2023. Una cantidad de dinero extraordinaria cuya gestión, en todo o en una parte considerable, supondría un colosal negocio para la banca privada, que es quien ha orquestado y financiado desde los años ochenta las campañas y los estudios más conocidos para tratar de propagar esta mentira.
Informe elaborado por Maxi Martos, del blog de lasafueras.info.. (Asociación Cultural de las Afueras). Del libro de Juan Torres López "Econofakes. Las 10 grandes mentiras económicas de nuestro tiempo y cómo condicionan nuestra vida." Editorial Deusto.