Es incierto que la pobreza sea, hoy en día, el principal motivo de la migración de grandes grupos humanos. Un país como India, por ejemplo, cuanta con nada menos que 224 millones de personas que viven debajo de la línea de pobreza, con menos de 1,50 euros por día, pero no vemos pateras con indios a bordo intentando llegar a las "tierras ricas".

Alrededor del 80% de las personas migrantes que consiguen llegar a Europa, sobreviviendo a las heridas físicas y psicológicas de la tragedia vivida y las calamidades de una peligrosa y agotadora ruta, huyen de guerras y de violencia política, que no de pobreza, afirma un estudio financiado por el Consejo de Investigación Económica y Social de Reino Unido y realizado por la Universidad Middlesex de Londres.

El "empuje" de las guerras es el principal factor que arranca a las personas de sus hogares y las lanza a la incertidumbre, mientras el factor de "atracción" (perspectiva de mejora económica) explica el traslado organizado y planificado de una minoría. En Europa, menos de una quinta parte de los recién llegados son migrantes económicos, insiste el informe. Y a pesar de las quejas de un sector de nativos -que no impidieron la agresión militar de sus gobiernos a otras naciones-, lo cierto es que la mayoría de los decenas de millones de refugiados de las guerras de la OTAN contra Irak o Afganistán, Libia, etc., se encuentran en los países vecinos.

Hay tres datos que explican la razón por la que Oriente Próximo se ha convertido en la principal fábrica de refugiados de guerra y violencia política del mundo: 1) el pulso entre las potencias mundiales por sus inmensas reservas de hidrocarburo; 2) estar ubicado en las proximidades de China y Rusia, los dos principales rivales de EEUU, país que al estar lejos de la región la ha sembrado de bases militares y regímenes reaccionarios: convertir los poderosos estados en "fallidos", vía la destrucción total de sus infraestructuras, es la piedra angular de la estrategia de la OTAN en esta zona; y 3) las dictaduras despiadadas y los totalitarismos religiosos de corte medieval que azotan la región desde hace cuatro décadas, patrocinadas, directa o indirectamente, por EEUU y la Unión Europea, que provocan la huida en masa de sus ciudadanos.

La militarización del saqueo de los recursos naturales de Libia, por ejemplo, hizo que antes de la agresión de la OTAN en 2011, el país de cinco millones de habitantes, la primera reserva de petróleo de África y la segunda de agua dulce del mundo tras Rusia, diera trabajo a otros dos millones de trabajadores extranjeros. Después de la demolición de Libia, miles de personas murieron bajo los bombardeos, otros cientos en el negocio de esclavos o en la ruta para huir de aquel infierno, convirtiendo al Mediterráneo en el cementerio del pequeño Ahmad, de Naima la maestra o del doctor Wijdan.

Otras causas de grandes desplazamientos humanos han sido:

  • Desastres ambientales, como cuando la compañía petrolera Royal Dutch Shell vertió en 1995 alrededor de 1,5 millones de toneladas de petróleo en el delta de Níger y, con la complicidad del gobierno y la violencia policial, forzó la huida de 30.000 lugareños de sus hogares; en este contexto, fueron ejecutados varios activistas sociales, entre ellos al escritor de 54 años Ken Saro-Wiwa Saltar.
  • Regímenes no solo incompetentes y criminales. Cada año, cerca de dos millones de mujeres filipinas son enviadas por el propio gobierno a los países árabes del Golfo Pérsico para trabajar en servicio doméstico. No es que Manila sea incapaz de crear puestos de trabajo para sus ciudadanos, la cuestión es que, por un lado le da igual que millones de niños y niñas no vean a sus madres durante años -por estar esclavizas por una calderillas en un país extranjero cuyo idioma ni entienden-, y por otro utiliza la rentable fórmula de explotación de mujeres que emplea la industria de prostitución: recibe ingentes petrodólares alquilando a las ciudadanas filipinas a los "patrones" y sus familias extranjeros, quienes pueden hacer con ellas lo que les de la gana -desde explotar su fuerza laboral sin respetar ninguna ley laboral, hasta privarle de alimentos como castigo, violarlas e incluso matarlas-. La creciente demanda de servicios domésticos, tanto por familias pudientes como por el envejecimiento de la población, ha disparado los beneficios de esta industria: en 2019, una filipina denunció a su patrón, un oficial de la Marina Real Saudita por violarla, sin embargo, el tribunal la acusó a ella de adulterio y la condenó a la lapidación.

Estas empresas, ante la presencia contundente de cientos de miles de soldados de EEUU en la zona, han militarizado la prostitución, encubriéndola con el "trabajo doméstico"; de repente ellas se ven en las bases de EEUU y la OTAN, de donde no suelen salir con vida. La «industria de la migración», promovida por las empresas publica y privadas, se hacen de oro exportando esclavas.

Y aquí, los nuevos elementos:

1. Desde el año 2000, la mitad de los 270 millones migrantes internacionales que hubo en 2019 son mujeres, fenómeno inaudito, ya que eran los hombres quienes "se iban" para preparar el terreno a una reagrupación familiar, aunque solían (y suelen) formar nuevas familias en las tierras de acogida y solo mandarle una pequeña ayuda para mantenerla bajo control.

2. El Apartheid contra la mujer, como política oficial de algunos gobiernos recién instalados, que suele ir acompañado por brutales ataques no solo a los derechos conquistados de esta mitad de la población, sino a la integridad física de la mujer simplemente por serlo. Estamos siendo testigos de la salida de miles de mujeres afganas -deportistas, profesionales, jóvenes con sueños rotos- que se niegan a ser tratadas como mero objeto sexual por una banda fascista medieval. Es la segunda vez que sucede tal fenómeno: la primera sucedió con la instalación de la teocracia de extrema derecha en Irán en 1978, que la considera, por ley, "medio humana"; a las iraníes, quienes han tenido uno de los movimientos feministas más poderosos de la región desde finales del siglo XIX. El velo sólo simboliza este estatus de subgénero y la mentalidad putrefacta y perversa de los diseñadores del sistema. Al menos tres millones de mujeres iraníes -activistas políticas, profesionales, artistas, tituladas universitarias, etc.- tuvieron que dejar su hogar por graves violaciones de sus derechos más elementales. Y una curiosidad: ¡lo primero que hacen las casadas, al pisar Europa, es divorciarse!

3. La utilización de las personas migrantes como moneda de cambio por los Estados, sucedido en los últimos años en dos relevantes ocasiones:

a) Durante las tres "crisis de refugiados". La primera organizada por Turquía y Arabia Saudí en otoño del 2015 y con el cuerpo sin vida del pequeño Aylin como reclamo. El objetivo del montaje por Ankara, Riad y Berlín fue presionar a la OTAN a derrocar a Bashar al Asad. La segunda tuvo lugar en enero del 2016, con la rocambolesca y chapucera historia de las supuestas violaciones cometidas por "refugiados no blancos" en Alemania, pretexto para expulsarles por los mismos que colgaron el cartel "bienvenidos refugiados"; ahora que EEUU se negaba a derrocar a Asad debían marcharse. Y la tercera, cuando los mercaderes de seres humanos, Alemania y Turquía, discutían el precio de cada refugiados deportado en una transacción.

b) Noviembre de 2021, miles de refugiados se quedaron atrapados en la región bielorrusa de Grodno -en la frontera de Polonia- sin poder seguir su camino hacia Alemania. En aquel bosque helado, sin comida ni mantas, con temperatura media de 5 grados de día, unos 4.000 refugiados formados por kurdos iraquíes, sirios, afganos e iraníes - entre ellos decenas de mujeres embarazadas y cientos de niños- fueron humillados y atacados con gases lacrimógenos y la culata de rifles por los soldados desalmados polacos (¡y no vale que "eran unos mandados"!), quienes blindaron la frontera con alambres de púas. La tensión trascendió de los dos Estados para implicar a la Unión Europea (UE), en defensa de Polonia, y a Rusia, poniéndose del lado de Bielorrusia.

Resulta que, las agencias de viaje turcas e iraquíes les habían cobrado a aquella gente desesperada, unos 2.200 euros por cada visado de Bielorrusia, a sabiendas de que ellos tenían la intención de llegar a Europa Occidental. No les informaron que la UE, tras destruir la vida de decenas de millones de personas con sus bombas, corría a blindar sus fronteras antes de que sus víctimas supervivientes llegasen siquiera a las proximidades.

Al menos 11 personas perdieron la vida por el frío, y una mujer abortó, enterrando a su bebé en aquel bosque donde ni podrá visitar su tumba.

Polonia -que participó activamente en las guerras contra Iraq, Afganistán, Libia, y otras naciones dentro de la Alianza Atlántica- alegó que aquellas personas eran migrantes económicos, que no refugiados en peligro, y desplegó tropas adicionales a la frontera. Bruselas acusó a Aleksandr Lukashenko de fabricar una crisis para desestabilizar a la UE, mientras Rusia, además de recordarle a la "Unión" su responsabilidad por destrozar la vida de millones de personas con sus guerras, consideró que dichas operaciones militares formaban parte del plan integral de la OTAN para arrastrar a Rusia y sus aliados a una guerra. Esta ronda de la "crisis" terminó tras la repatriación de los iraquíes.

Hoy, la misma mentalidad que manda eliminar a los pájaros migrantes que se instalan en otro lugar del planeta, por "no ser autóctonos", expulsa a los emigrantes humanos. Poner puertas al "campo" es igual de absurdo que al "cielo".

Artículo publicado por el diario digital Público.es, el pasado 30 de diciembre.

Autora: Nazanin Armanian. Es una escritora y politóloga iraniana, exiliada en España desde el año 1983. Se licenció en Ciencias Políticas por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), donde impartió clases como profesora de Ciencias Políticas entre los años 2009 y 2013. Del 2007 al 2012 ejerció como profesora sobre cuestiones islámicas en cursos complementarios de la Universidad de Barcelona. Es traductora jurada de persa al castellano.

Su área comprende el mundo islámico, el islam político, la geopolítica de Oriente Medio, el Norte de África y los derechos de las mujeres.