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Dilluns, 25 Novembre 2024

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amnistia internacional un grup de persones que fugen de lAfganistan

 

Cal salvar un grup de persones que fugen de l’Afganistan!




Hem d’ajudar 32 persones que fugen de l’Afganistan, i no a Kabul, sinó a Europa. Entre elles hi ha una nena de 15 anys i 4 dones. És urgent. Només tenen 6 tendes de campanyes per a les 32, i una de les dones, de 52 anys, té asma i no té medicaments. Té sang a l’orina i no pot caminar. Tots estan malalts, vomiten i molts diuen que es desmaien. La temperatura a la nit baixa a 5 graus i generalment fa vent.

Els guàrdies fronterers polonesos i bielorussos els han retingut en terra de ningú entre ambdós països, i han limitat el seu accés a advocats, ajuda humanitària i sanitària. Porten setmanes sense poder dormir en un lloc adequat, i amb dificultats per aconseguir menjar, aigua i atenció mèdica.

Els nostres informadors al terreny ens expliquen el tracte degradant que estan rebent: "Els tracten pitjor que els animals."... "hem intentat atendre aquestes persones 18 vegades i els guàrdies fronterers no ens ho han permès."... "El seu estat de salut s’estava deteriorant i en aquest moment ens van treure d’allà (al personal mèdic)".

No podem consentir aquesta situació. Ni per a aquestes 32 persones ni per a tothom que es vegi obligat a sortir del país. Farem tot el que estigui a les nostres mans per ajudar les persones en risc i les acompanyarem en la seva cerca d’una vida digna, per tal que sàpiguen que no estan soles, que tenen el suport de milers de persones que, com tu, donen suport a Amnistia Internacional. Serem els teus ulls en el terreny per tal que tothom sàpiga la situació per la que passen les persones que tracten de fugir per no ser torturades o assassinades, i que només cerquen una vida digna. Dignitat que no podem tenir la resta de la humanitat si permetem que siguin tractades com estan tractant aquestes persones que arriben a Europa.

És urgent que Polònia els admeti immediatament al seu territori, els doni protecció i els tracti amb dignitat tot proporcionant-los un refugi adequat, menjar, aigua i atenció mèdica.

Aquestes persones només busquen posar-se fora de perill. Si us plau, actúa. Signa la nostra petició que enviarem en nom teu al primer ministre de Polònia.

Gràcies de tot cor per ajudar tantes persones. Gràcies per defensar els drets humans.

     

Esteban Beltrán
Director d’Amnistia Internacional - Secció espanyola
 

 

 

Durante más de 40 años, Afganistán ha sido un tablero de ajedrez de las grandes potencias internacionales. Uno de los momentos clave en esta partida geoestratégica fue 1979, cuando se produjo la entrada de la Unión Soviética en Kabul, bajo el mandato de Leonid Brézhnev.

Así empezaba el remate de la Guerra Fría y una nueva escalada de tensión entre la URSS y Estados Unidos. Lo que comenzó como una operación destinada a mantener el control y la influencia soviética en el país se convertiría entonces en un conflicto que duraría diez años y que supuso un avispero para la URSS: la retirada de las tropas soviéticas ha sido históricamente comparada con la manera en la que los americanos abandonaron Vietnam.

Por otra parte, si a mediados de los años 70 había comenzado en la región una tendencia de querer recuperar la pureza del islam basándose en aspectos fundamentalistas, en los años 80 lo que unió a los diferentes países fue la búsqueda de la expulsión de los soviéticos. En este contexto nacía en Pakistán, concretamente en agosto de 1988, al Qaeda (en árabe, La Base), un nombre que hace referencia a un campo de entrenamiento de jóvenes muyahidines creado para luchar contra la URSS, entre ellos un joven líder de 31 años llamado Osama bin Laden.

Los muyahidines, o guerrilleros islámicos, también contaron con un importante apoyo económico de Estados Unidos y de Arabia Saudí, que no iban a permitir que un país con la importancia estratégica de Afganistán quedase en manos de soviéticas. Así, la milicia sin fronteras de los muyahidines, apoyada por los servicios secretos de Pakistán, la CIA y de la inteligencia saudí, logró en 1989 la retirada soviética.

La marcha de los soviéticos dejó a unos combatientes islámicos orgullosos que habían luchado no por ninguno de los países que les apoyaban, sino por Dios, al que atribuyeron su victoria. Fue justo en ese momento cuando el embrión talibán comenzaba a tomar forma.

El vacío de poder

Una vez que los soviéticos abandonaron Afganistán, el país sufrió una guerra civil en la que distintos grupos políticos lucharon por el poder central. Al mismo tiempo, diversos señores de la guerra aprovechaban la situación y se enriquecían a costa de las luchas entre etnias y tribus.

En medio de un escenario fuertemente marcado por el vacío de poder, los veteranos muyahidines que ya habían luchado contra los soviéticos fueron organizándose siguiendo una doctrina islamista modernista, que rechazaba tanto la anarquía de aquellos años como la influencia occidental. En 1994, en la provincia meridional afgana de Kandahar, este movimiento integrista adquiría el nombre oficial que sigue utilizándose a día de hoy: talibán.

Componentes cruciales: la etnia pastún, la vertiente sunita y el nacionalismo

El nombre viene de talib (estudiante en árabe y pastún), ya que muchos de los integrantes son pastunes, una etnia sunita y predominante en Afganistán, que habían sido estudiantes en madrazas de Pakistán.

El proyecto nacionalista pastún de los talibanes buscaba instaurar un emirato en Afganistán. Para ello contó con el apoyo de Pakistán, país en el que viven entre 25 y 30 millones de pastunes, y también de Arabía Saudí, la monarquía sunita por excelencia.

Los talibanes tomaron el poder en Kabul en 1996, y cabe señalar que en un principio fueron apoyados por el pueblo afgano, harto de disputas entre los señores de la guerra. Sin embargo, su conservadurismo radical reflejado en ejecuciones públicas, la destrucción de los budas gigantes de Bamiyán o la vulneración sistemática de los derechos de la mujer propició su impopularidad local, regional e internacional.