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Informació enviada per ACNUR a Las afueras.
Burkina Faso.
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Antiguamente llamado República del Alto Volta, el país fue renombrado el 4 de agosto de 1984 por el presidente Thomas Sankara, quien consideraba el nombre de Alto Volta como un legado del colonialismo francés, ajeno a la Historia y la realidad nacional del pueblo voltaico/burkinés, según Wikipedia.
Burkina Faso quiere decir 'patria de hombres íntegros', del término mossi burkina, 'hombres íntegros', y de la voz diula faso, 'patria'.
De acuerdo con la Constitución burkinesa, "Burkina Faso es la forma republicana del Estado", por lo que no existe la forma "República de Burkina Faso" o "República de Burkina" para referirse de modo oficial a este país africano, sino que el nombre oficial es "Burkina Faso". De igual modo, el jefe del Estado es denominado como "presidente del Faso" (de modo abreviado, "PF"), en lugar de presidente de la República.
Rowanwindwhistler - Trabajo propio Projection: EPSG 4326 Rivers, Coast, Sea, land...: Natural Earth
Burkina Faso, según el CIDOB.
Desde la independencia en 1960 hasta la fecha, según el CIDOB, el poder de Estado en Burkina Faso siempre ha sido dirigido, con dos únicas excepciones, por un militar. De las cuatro repúblicas que el país ha conocido y del número igualmente importante sino mayor de regímenes de excepción, sólo un civil ostentó el poder de Estado: Maurice Yaméogo, entre 1960 y 1966 (la primera República). El segundo civil que lo ejerció fue, desde el 21 de noviembre de 2014, el presidente de la transición, Michel Kafando.
Desde 1966 hasta ahora, seis militares se han sucedido a la cabeza del Estado burkinés: el general Sangoulé Lamizana (1966-1980), el Coronel Saye-Zerbo (1980-1982), el comandante Juan-bautista Ouédraogo (1982-1983), el capitán Thomas Sankara (1983-1987), el capitán Blaise Compaoré (1987-2014) y el teniente-coronel Isaac Yacouba Zida (31 de octubre - 21 de noviembre de 2014). De ahí que se plantee la acuciante pregunta siguiente: ¿cómo se puede explicar la perpetuación de las élites militares a la cabeza del Estado en el país de los “hombres íntegros”?
Un proceso de rutinización del carisma en el seno del Ejército burkinés
La perpetuación del Ejército a la cabeza del Estado en Burkina Faso no es el producto de una dominación directa, de un modo de “funcionamiento por coerción” (Benchemane, 1978), sino más bien el resultado de un proceso de rutinización del carisma en el Ejército. Así fue al menos hasta el golpe de Estado de 1987 que se saldó con el asesinato de Thomas Sankara y la llegada de Blaise Compaoré a la cabeza del Estado. La noción de rutinización del carisma en el Ejército debe interpretarse aquí como un carisma capaz de crear un vínculo no tanto con la persona, a saber el militar (el oficial en este caso), como con la función o la institución militar misma.
Examinemos ahora los procedimientos de rutinización del carisma en Ejército burkinés:
- Bajo los jefes militares anteriores a Compaoré, el Ejército no funcionó de manera autoritaria;
- El Ejército a menudo intervino apoyándose en la descalificación de las élites civiles que encarnan a la nación y su unidad;
- Antes de Compaoré, los jefes militares no favorecieron su región de origen como hará éste impulsando un desarrollo local sin precedentes en su región natal de Ziniaré (a una cuarentena de kilómetros en el nordeste de la capital);
- El Ejército burkinés se hizo famoso por sus hazañas durante dos conflictos fronterizos con Mali (1974 y 1985).
Del 1966 al 1982, bajo jefes militares como el general Sangoulé Lamizana o el general Saye-Zerbo, el Ejército consiguió mejor que los civiles identificarse con la nación. A pesar de las insuficiencias de estos regímenes militares, los males asociados al Estado depredador no habían llegado al nivel de alarma que alcanzarán con Blaise Compaoré, incluyendo en particular: corrupción, “política del vientre”, nepotismo y asesinatos de opositores políticos. El período 1966 - 1978 ha sido cualificado de "democracia militar" por Jean Audibert (1978), el cual evoca la administración del país por el general Lamizana como la de un “buen padre de familia”.
© UN Photo/Amanda Voisard
Actualización: 8 febrero 2016
Burkina Faso
Presidente de la junta militar (1987-1991) y de la República (1991-2014)
- Mandato: 15 octubre 1987 - 31 octubre 2014
- Nacimiento: Ziniaré, provincia de Oubritenga, región de Plateau-Central, 3 febrero 1951
- Partido político: Congreso por la Democracia y el Progreso (CDP)
- Profesión: Militar
En Burkina Faso, un masivo y fulminante levantamiento popular puso término el último día de octubre de 2014 a la larga presidencia de Blaise Compaoré, en el poder desde 1987. La revuelta de los airados ciudadanos burkineses, saldada con la renuncia y fuga del dirigente, y la toma del Ejecutivo por el Ejército bajo la promesa de una transición consensuada con los partidos de la oposición, tuvo como espoleta el intento abusivo por Compaoré de, repitiendo la maniobra estrenada en 2000, enmendar la Constitución para poder optar a un nuevo mandato electoral, que habría de ser el quinto consecutivo tras los ganados en las urnas en 1991, 1998, 2005 y 2010.
Roch Marc Christian Kaboré.
- Mandato: 29 diciembre 2015 - En ejercicio
- Nacimiento: Ouagadougou, provincia de Kadiogo, región Centro, 25 abril 1957
- Partido político: Movimiento Popular para el Progreso (MPP)
- Profesión: Banquero
En Burkina Faso, la contundente victoria de Roch Marc Christian Kaboré en las votaciones presidenciales del 29 de noviembre de 2015 coronó con éxito un año largo de transición democrática, la cual no ha estado exenta de peligrosos sobresaltos. Antigua personalidad de peso en el régimen de Blaise Compaoré, a cuyas órdenes fue primer ministro, presidente de la Asamblea Nacional y jefe del entonces partido hegemónico, el CDP, Kaboré rompió con el dictador en enero de 2014, meses antes de la sublevación popular que liquidó 27 años de blaisismo, y puso en marcha un partido de centroizquierda, el Movimiento Popular para el Progreso (MPP), que situó en la oposición a Compaoré y su pretensión abusiva -precisamente, el detonante de la revuelta ciudadana de octubre- de volver a alterar la Carta Magna para sumar cinco años más a su larga ejecutoria.
Desde la caída de Compaoré, Kaboré ha colaborado con las instituciones transitorias, encabezadas por el presidente civil Michel Kafando y el primer ministro militar Yacouba Isaac Zida, y ha basado su campaña electoral en un programa con acentos sociales y liberales que ofrece un "nuevo contrato social" para librar a Burkina Faso, en el pelotón de cola de los países menos desarrollados, de sus crónicos lastres. Propugna "refundar el Estado" con la promulgación de una nueva Constitución y adoptar un "nuevo modelo de desarrollo económico y social sostenido", para que el crecimiento del PIB, técnicamente robusto, basado en las exportaciones agropecuarias y que duplica el crecimiento demográfico, se traduzca en una reducción visible de la pobreza y las carencias básicas, las cuales afectan a la gran mayoría de los 17 millones de habitantes de este país de sabana muy vulnerable a las oscilaciones de la climatología y los precios de los alimentos.
Por lo demás, las elecciones ganadas por Kaboré, libres de irregularidades y de denuncias de fraude, algo infrecuente en el continente negro, han marcado un hito de madurez democrática cuando el país africano cumple 55 años de vida independiente, tanto mas porque aún está reciente el fracasado golpe de Estado, en septiembre, del general Gilbert Diendéré y la ya disuelta guardia presidencial, que a punto estuvo de descarrilar la transición: los sediciosos solo detentaron el poder seis días, hasta que la presión combinada de la población, el Ejército lealista y los gobiernos vecinos de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental) les obligó a rendirse. El mandatario electo, que tomó el relevo a Kafando en diciembre, reconoció que tendrá que esmerarse para no defraudar las elevadas expectativas alumbradas por el pueblo burkinés, que salió a plantar cara al autoritarismo, pagando un precio de sangre, dos veces en un año.
CIDOB, CENTRO DE PENSAMIENTO GLOBAL
CIDOB es un centro de investigación en relaciones internacionales que, basándose en los criterios de excelencia y relevancia, tiene como objetivo el análisis de las cuestiones globales que afectan las dinámicas políticas, sociales y la gobernanza, desde lo internacional a lo local.
Como institución independiente, reconocida, con un amplio recorrido histórico y surgida de la sociedad civil, CIDOB persigue la excelencia y el rigor en sus análisis, publicaciones y proyectos. Pretende ser un instrumento útil para la sociedad, asegurar el acceso abierto al conocimiento y promover el estudio de los temas internacionales que afectan la vida diaria de los ciudadanos. CIDOB persigue la relevancia e impacto social de su investigación y acompaña las demandas y necesidad de información internacional de las instituciones públicas, tratando de incidir en los procesos de toma de decisiones y ofreciendo visiones alternativas.
CIDOB promueve también la innovación en el análisis de la política global, con el objetivo de trascender las estructuras clásicas de las relaciones internacionales y tomando en consideración el creciente impacto de los aspectos globales en las realidades locales. La innovación en la investigación pasa también por la apertura de nuevas líneas de investigación en consonancia con las transformaciones sociales actuales.
Desde Barcelona, CIDOB analiza la incidencia de lo internacional en lo local y la definición y construcción de lo internacional desde lo local. En sus publicaciones y actividades prima la relevancia temática y el análisis de los aspectos de la agenda internacional que despiertan un mayor interés en Barcelona, Catalunya, España y Europa.
CIDOB pretende también movilizar a un amplio número de actores sociales, acercándose a nuevos públicos y trabajando en red con instituciones públicas y de la sociedad civil. Su objetivo es seguir siendo un centro europeo e internacional de referencia en el estudio de la política global, pero también un punto de encuentro y ventana al mundo.
Los valores que definen el trabajo de CIDOB son:
- La voluntad de actuar como bien público mediante la provisión de conocimiento internacional.
- La excelencia, a través del rigor, la calidad y la independencia de nuestros análisis.
- La innovación en la aproximación al estudio de las relaciones internacionales.
- La proyección, a través de nuevos formatos de investigación y la presencia en medios de comunicación.
- El fomento de la buena gestión y salud económica de la institución, siendo proactivo en la búsqueda de nuevos proyectos.
El país fue atacado por primera vez en 2015, tras la caída de Blaise Compaoré, cuyo gobierno tenía un pacto con los yihadistas, según informa France 24.
La violencia en Burkina Faso ha acabado con la vida de más de 2.000 personas durante el año 2020, según France 24, y ha reavivado conflictos étnicos, en una escalada de violencia que se dispersa por toda la zona del Sahel. El país fue atacado por primera vez en 2015, tras la caída de Compaoré, cuyo gobierno tenía un pacto con los yihadistas. En contraste, en 2019, la violencia yihadista provocó el aumento a un 10 % en el número de desplazados, según el Consejo Noruego para los Refugiados.
Según la revista digital Africa ye.org, los grupos yihadistas han resistido a la derrota infligida por las tropas francesas en el año 2013.
Una brújula para saber donde estamos.
"En la mañana del 7 de enero de 2015, dos militantes de Al Qaeda en la península arábiga entraban en la sede del semanario Charlie Hebdo, en París, asesinando a 12 personas. El ataque provocó una oleada de solidaridad con Francia....Esta tragedia coincidió en el tiempo con otra. Un ataque perpretado por combatientes de Boko Haram en un pueblo del norte de Nigeria llamado Baga, en el estado de Borno se saldó con una masacre de más de 2.000 personas, según fuentes locales. Gracias a unas imágenes vía saltélite facilitadas por Amnistía Internacional días después del episodio, se pudo conocer la magnitud de lo ocurrido. No hubo oleada de solidaridad...."
Del libro "Brújulas sobre África. Miradas para desaprender la región subsahariana." Autor: Africaye. Editado por Catarata.
LOS PORQUÉS DEL YIHADISMO EN BURKINA FASO
El pasado viernes 15 de enero del año 2016 Burkina Faso sufrió un atentado en pleno corazón de su capital, Uagadugú. Un grupo de hombres armados irrumpió con kalashnikovs y granadas en la concurrida cafetería Capuccino – donde asesinaron al mayor número de personas- y continuó provocando víctimas en el adyacente hotel Splendid, para acabar su sangriento ataque en el cercano hotel Yibi y en la cafetería Taxi Brousse. El atentado parece que fue coordinado con otras acciones terroristas que se produjeron el mismo día en otras partes del país: un convoy de gendarmes fue atacado cerca de la frontera septentrional con Mali y una pareja de australianos fue secuestrada en el norte del país.
El trágico ataque – que causó la muerte a 29 personas de varias nacionalidades e hirió a más de 50- fue rápidamente reivindicado por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI). Hasta el momento el país africano había sido respetado por los grupos afines a la nebulosa yihadista que operan desde el vecino norte de Mali. Para los observadores de la región son habituales las noticias de atentados y ataques terroristas que casi de forma cotidiana golpean el norte de Mali. Este país sufrió en 2012 la dominación de la mitad norte por grupos terroristas. La experiencia yihadista terminó en enero de 2013 con la intervención de las tropas francesas en el marco de la operación Serval y desde entonces Burkina Faso es una pieza importante en el despliegue militar y de inteligencia que franceses y norteamericanos mantienen en el Sahel para contrarrestar las acciones yihadistas en la región.
Los ataques en Uagadugú demuestran lo que se viene observando en Mali en el último año y medio. Los grupos yihadistas han resistido la derrota que les infligieron las tropas francesas en el norte de Mali en 2013 y se han adaptado a los esfuerzos antiterroristas y militares internacionales en la región, logrando sortear toda clase de obstáculos para mantenerse no solo activos, sino para recuperar su capacidad de asestar espectaculares golpes. La facilidad con que se ejecutó el atentado en Uagadugú y el gran número de víctimas manda un mensaje de los yihadistas a Francia y a sus socios europeos y africanos de que pueden golpear incluso en aquellos lugares que se creían seguros como era la capital de Burkina Faso.
Las operaciones terroristas simultáneas en el país africano reafirman la intención de la rama magrebí de Al Qaeda y de otros grupos yihadistas de extender el terror más al sur del Sáhara, fuera de la tradicional zona de acción en el norte de Mali. Los ideólogos yihadistas ya habían amenazado con anterioridad a los países que colaboran con Francia en la lucha contra el terrorismo en Mali. Para atacar Burkina Faso éstos aluden a la participación del país africano en la misión de la ONU en Mali, MINUSMA – con cerca de 1 700 efectivos- y a la colaboración de su gobierno con ‘los cruzados’ franceses en lo que denominan la ‘lucha contra el islam’ en África. En ese sentido tuvieron lugar una serie de acciones terroristas en suelo burkinabés que precedieron al ataque sobre Uagadugú.
Llama la atención que hasta fechas recientes Burkina Faso no había sido agredido por la violencia terrorista internacional, siendo la excepción en la región junto con Senegal. Parece que dicha situación era fruto de un pacto de no agresión entre las fuerzas yihadistas y una figura importante dentro del régimen del presidente Compaoré, el general Gilbert Dienderé, pacto que se habría quebrado tras la deposición de Compaoré. Aparentemente el militar mantenía conexiones con los yihadistas y ejercía de intermediario entre los gobiernos occidentales y los yihadistas para negociar la liberación de rehenes, como la puesta en libertad de una ciudadana suiza en 2012 – ahora nuevamente secuestrada en el norte de Mali. Los yihadistas no han visto problema en golpear este país una vez que sus antiguos interlocutores ya no se ubican en las altas esferas de poder del Estado.
Extracto del artículo publicado en la revista digital Áfricaye.com
David Beriain i Roberto Fraile murieron asesinados mientras realizaban un reportaje para una ONG sobre la caza furtiva en Burkina Faso.
El presidente de la sección española de Reporteros sin Fronteras, Alfonso Armada, destacaba de Roberto i de David que eran dos informadores que “se ensuciaban los zapatos para hacer verdadero periodismo”.
Descansen en paz. Nuestro más sincero pésame a sus respectivas familias.
Elecciones 2020 en Burkina Faso.
El noviembre del 2020 se celebraron unas nuevas elecciones en Burkina Faso, que volvieron a dar como ganador a Kaboré, con el 57,87% de los votos, i que lo llevaron a un nuevo mandato presidencial de cinco años.
El patrimonio cultural de Burkina Faso, según Wikipedia, se manifiesta en la escultura con madera y bronce, en la arquitectura de tierra, en la música y en la danza.
Recientemente, se ha enriquecido con el cine, y aunque sea menos importante, la literatura también desempeña un papel importante en el renacimiento de la cultura burkinabesa. Destacan:
- Las máscaras zoomorfas Bobo. Son máscaras talladas en madera por los escultores de la región de Bobo-Dioulasso. Las más grandes, que representan a la serpiente, genio protector de la tribu, tienen hasta 3 m de altura. Las más pequeñas pueden representar mariposas, facoceros o búhos, entre otros animales. Estas esculturas sirvieron de fuente inspiración para pintores como Picasso, Braque o Juan Gris a principios del siglo XX.
- El arte sagrado de los senufo, al sudoeste del país. Sus estatuillas y máscaras forman parte de los ritos de iniciación de la sociedad secreta de los poro. Destacan las grandes esculturas que representan calaos, las máscaras waniugo que escupen fuego, las pequeñas máscaras antropomorfas kpélié, las grandes estatuas Déblé de los ancestros y los extraordinarios casquetes sostenidos por un armazón de madera.
- Los bronces a la cera perdida de los mossi. Los mossi son la mayor etnia de Burkina. Viven alrededor del río Volta.
- Las casas de adobe. Extendidas por todo el Sahel, tienen su máxima expresión en la mezquita de Bobo-Dioulasso.
- Las casas fortaleza de los lobi. En el sudoeste del país, son casas de adobe hechas para protegerse, completamente cerradas, de las que se sale mediante escalas por las terrazas.
- El arte mural de los gurunsi. Viven al sur del país, y sus casas están adornadas con grandes frescos de motivos geométricos realizados por las mujeres.
- Los instrumentos de música que cantan. Forman parte de la música tradicional. Destacan los tambores luinssé, los tam-tams bendéré, el balafon, la flauta, los silbatos lobi, el clarinete bobal, el saxófono bumpa, el pequeño piano sanza, la duduga y el kondé.
- La literatura. Es poco conocida en el mundo occidental. La tradición hace que la mayor parte de la literatura sea en forma de cuentos de transmisión oral y por medio del teatro. En literatura, destaca la obra Crépuscule des temps ancienes (1962), del escritor Nazi Boni. En teatro, destacan las obras de Jean-Pierre Guingané. En poesía, Jacques Boureima Guégané.
Información extraída de Wikipedia.
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