Reservas marinas: islas de vida en océanos amenazados
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Documentamos la explosión de biodiversidad en una reserva marina. Esta figura de protección genera tanta biomasa, que las zonas aledañas sin protección también se contagian de vida. La ciencia muestra que las reservas marinas funcionan y benefician a la naturaleza y a las comunidades locales.
Vivimos en un país completamente rodeado de mar y nuestro vínculo con él es muy fuerte.
Disfrutamos de nuestras playas de aguas cristalinas en el Mediterráneo y de las olas en el Cantábrico y el Atlántico, de los alimentos que nos aportan todos ellos y de nuestra maravillosa gastronomía.
Pero nuestros mares no están lo suficientemente protegidos frente a los numerosos impactos que los están llevando al borde del colapso. El 90 % de los recursos pesqueros del Mediterráneo están sobreexplotados, la temperatura del agua aumenta, la pesca industrial daña a los océanos y a los pescadores artesanales.
Sin embargo, tenemos la capacidad y las herramientas para proteger nuestras aguas y así asegurar que la biodiversidad prospere. Y no solo eso, tenemos ejemplos claros sobre cómo se han logrado grandes cambios en sitios clave de nuestras aguas y podemos replicarlo para salvaguardar nuestra biodiversidad.
Durante estos días, hemos podido comprobar y documentar de primera mano cómo las reservas marinas suponen un verdadero cambio para la biodiversidad. Junto a activistas y amantes del mar, como https://www.instagram.com/oliviamandle/?hl=es">Olivia Mandle, https://www.instagram.com/gotzonmantuliz/">Gotzon Manturiz y https://www.instagram.com/gadormunta/">Gádor Muntaner, estuvimos buceando en la espectacular boya 4 de la reserva de la Isla de Toro y Las Malgrats, desde donde aprovechamos para reclamar, una vez más, que España ratifique YA el Tratado Global de los Océanos y que se instaure una red de reservas marinas que preserven tesoros como estos.
Los activistas e influencers Olivia Mandle, Gotzon Mantuliz y Gádor Muntaner bucean con Greenpeace en defensa de los océanos en Mallorca. @Greenpeace/Joan Costa
Y desde su creación, en 2004, los datos científicos nos dicen que la biomasa de las poblaciones de peces residentes es excepcional, hasta el punto que, a día de hoy, la biomasa de algunas especies tan emblemáticas como el mero o el corvallo es, respectivamente, hasta 52 y 284 veces superior respecto a la que había en 2004 en la isla del Toro. Por lo que respecta al conjunto de las especies de peces vulnerables a la pesca, la biomasa existente en la isla del Toro en 2020 es la mayor jamás registrada en cualquier punto del litoral de las Illes Balears.
Lo dice la ciencia, las reservas marinas son nuestras grandes aliadas. Cuando se declara un espacio libre de impactos por las especies únicas que viven en él, por la relevancia que tiene este espacio para algunas especies clave como zonas de reproducción o de alimento, o por las amenazas a las que se están enfrentando, solo hay que tener un poco de paciencia para apreciar los cambios. Los océanos no dejan de sorprendernos, cuando se les da la oportunidad de recuperarse demuestran que lo hacen y superan con creces nuestras expectativas.
Las reservas marinas de interés pesquero son fundamentales para la pesca artesanal porque cuentan con un espacio libre de impactos (reserva integral) que permite la recuperación de la biodiversidad, y una zona en la que se permite la actividad pesquera artesanal, por lo que los propios pescadores son los primeros que se benefician de estas reservas marinas, ya que le proveen de recursos. Esto hace que no sólo se generen beneficios dentro de la propia reserva, los efectos positivos también se ven en los alrededores de las mismas.
En España tenemos muchas reservas marinas pero la Comunidad Autónoma que sirve como ejemplo de protección es Baleares, ya que tiene 12 reservas marinas y 5 de ellas están situadas en Mallorca. Hace unos días pudimos ir a bucear a la Reserva Marina del Toro, declarada en 2004, y nos quedamos asombradas con la cantidad de castañuelas, meros, pulpos y nudibranquios que pudimos ver en tan solo unos minutos. También tuvimos la oportunidad de conocer al científico responsable de esta reserva marina y nos contó su evolución desde que se creó.
Realmente las reservas marinas funcionan y así lo están demostrando en aquellos espacios que cuentan con esta maravillosa figura de protección.
España tiene que lograr un 30 % de superficie marina protegida para 2030 y así dar cumplimiento a los compromisos internacionales. Diez puntos porcentuales de ese 30 % deben tener protección estricta. Necesitamos proteger nuestras aguas para cumplir normativa pero también por la urgencia de la crisis climática y de biodiversidad en la que nos encontramos. Estamos a tiempo de revertir la situación y cuidar de nuestro planeta para que él pueda seguir cuidando de nosotros. Nuestros mares nos necesitan y por ello es prioritario fomentar la creación de nuevas reservas marinas en aquellos espacios que cuentan con ecosistemas degradados, biodiversidad en declive y amenazas, y para ello es esencial contar con la ciencia y con el sector pesquero artesanal para seleccionar estos nuevos espacios.
Proteger nuestras aguas es proteger a las familias que viven de ellas, a la economía local, nuestra salud, nuestro futuro, nuestras vidas. Necesitamos más reservas marinas y las necesitamos ya.
©Greenpeace/Joan Costa
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