En el día en que comienza en Sharm-el-sheik (Egipto) la 27ª Conferencia de las Partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) alrededor de 40 activistas han desplegado una pancarta en la que podía leerse: “Pedro, ¡que es para hoy! Renovables para todos Ya, mientras varias personas desplegaron 22 placas solares alrededor del estanque..
Quizás el Templo de Debod parezca un lugar curioso para pedirle a Pedro Sanchez que acuda con compromisos de justicia climática para financiar las pérdidas y los daños derivados del cambio climático y llevar los beneficios de las renovables a todo el mundo. También parece un lugar un poco “estrambótico” para terminar el tour de Greenpeace “Renovables en tus manos ya. Es posible. Es el momento” pero ya verás que tiene algo de sentido.
Si te lo perdiste, estas últimas semanas, en Greenpeace hemos recorrido las localidades de Getafe, Zaragoza, Teruel, Valencia, Málaga y Arroyomolinos de León (Huelva) acercando a la ciudadanía las opciones de ahorro, eficiencia y uso de renovables para atender las necesidades energéticas del día a día y hemos propuesto a los ayuntamientos aprobar una moción con la que asumir compromisos concretos para poner en marcha un plan de transición energética.
Pero si uno le da vuelta a lo que significa el Templo de Debod la cosa empieza a tener sentido. El Templo fue un regalo de Egipto a España en 1968 en compensación por la ayuda española para salvar reliquias en peligro de desaparición por la construcción de la presa de Asuán. Tiene una antigüedad de unos 2200 años y estaba dedicado a Amón, el dios egipcio de la creación. También se le conoce a partir del siglo xvi a. C. como Amón-Ra pues se fusionó, como en Bola de dragón, con el dios Ra, el dios del Sol, y desde entonces se le adoró como un super dios del Sol y del Aire.
En el fondo, tiene sentido reivindicar en un templo dedicado al Sol que el futuro de la transición ecológica en nuestro país está en su energía (y de otras renovables, claro) y en manos de la ciudadanía.
Especialmente considerando las múltiples crisis que nos azotan como sociedad -climática, energética, de corrupción y desigualdad- tienen un principal culpable detrás: los combustibles fósiles, que nos mantienen rehenes de un sistema energético especulativo, peligroso, caro e injusto. Ya estamos bastante hartos de tanta corrupción energética y queremos que la transición energética esté centrada en el sol (y el viento) y sea acelerada, participada en su desarrollo y beneficios para las personas.
Además en Egipto, de donde es originario este templo, se está celebrando la COP27. En ella tenemos la oportunidad de oro para lanzar un mensaje claro de que se acabó la hegemonía cultural, política y económica de los fósiles, y de apostar decididamente por las soluciones solares y renovables, soluciones que funcionan en todo el mundo y benefician a toda la sociedad y al planeta: las renovables para las personas, hechas por las personas; el ahorro y la eficiencia energética.
Además esta Cumbre debe ser la cumbre de la justicia climática. España tiene la oportunidad y la responsabilidad de liderar las decisiones más ambiciosas, poniendo sobre la mesa nuevos compromisos de reducción de emisiones alineados con la ciencia y compromisos de financiación suficientes para que quienes son más vulnerables a las consecuencias del cambio climático puedan afrontar las pérdidas y daños infringidos por un problema del que apenas son responsables y para que puedan adaptarse para prevenir peores consecuencias.
Informació enviada per Greenpeace a las afueras.