Con motivo de la celebración del Día Mundial del Refugiado, la Estación Museo de Chamberí cambiará durante dos días su aspecto actual para convertirse en el refugio antiaéreo que fue en la época de la Guerra Civil y como lo son ahora las estaciones de Kiev o de Járkov en Ucrania. Con la colaboración de Metro de Madrid, ACNUR transforma desde hoy la estación de Chamberí en un espacio simbólico que busca concienciar a los visitantes sobre uno de los grandes retos de nuestra época: la situación de las personas refugiadas. Según datos de ACNUR, a día de hoy más de 100 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares a causa de los conflictos, la persecución o las violaciones de derechos humanos. La Representante de ACNUR en España, Sophie Muller, quiso destacar la elección de la estación de metro de Chamberí para la celebración de esta iniciativa por “su sentido histórico”. Esta estación es “un lugar donde tuvieron que refugiarse muchas personas españolas en uno de los momentos más duros que ha conocido España. Un lugar donde podemos recordar también que hoy día, ni tan lejos, ni hace tanto tiempo, hay personas que siguen buscando refugio en estaciones de metro en Europa”, señaló Sophie Muller. A lo largo de una ruta guiada por la estación, el visitante se sumergirá en la experiencia de las personas que se ven obligadas a huir para salvar su vida, pero no sólo de la guerra más reciente en Ucrania, sino también de quienes se tienen que esconder de las bombas que caen en Siria o en Yemen, la realidad de quienes ven peligrar sus vidas en la República Democrática del Congo, en Myanmar, en Burkina Faso, Mali o Centroamérica. En este sentido, el Secretario de Estado de Migración, Jesús Perea, quiso recordar “a los que no están en las portadas. No olvidemos a las personas que huyen de crisis como Afganistán, Mali, Burkina Faso o Eritrea, y que no están en el foco de atención en este momento”. Mediante elementos audiovisuales, el visitante se pondrá en la piel de un refugiado haciendo el recorrido desde la búsqueda un cobijo temporal subterráneo, como es el metro, hasta cruzar fronteras, recibir asistencia, protección y soluciones de futuro que le permiten rehacer su vida, gracias a la solidaridad y a la labor de organizaciones como ACNUR, ONG, autoridades, ciudadanos y empresas e instituciones colaboradoras. Sophie Muller quiso agradecer especialmente "a las personas refugiadas, a cada una de ellas – mujeres, hombres, niñas y niños- que tienen que hacer frente al temor hasta lograr acceder a la protección y beneficiarse del asilo, y que con fortaleza logran convertirse en su propia solución, en motor de su vida y de su futuro, y también del nuestro". Tras visitar la recreación en la estación de metro de Chamberí, José María Gil-Robles, Presidente del Comité español de ACNUR, mostró su sentimiento de empatía con las personas que se ven obligadas a abandonar sus hogares por culta de los conflictos y la persecución: “Como padre de niñas pequeñas, viendo esa recreación es difícil no sentir la angustia que deben experimentar tantos padres y madres obligados a escapar con lo puesto. Sería estupendo que en el futuro el Día Mundial del Refugiado pudiéramos celebrar la disminución del número de desplazados forzosos, pero es un futuro que se antoja bastante lejano. Y por eso debemos pedir a los españoles que sigan siendo solidarios, que no se desanimen, no nos lo podemos permitir”.
Quien sea, donde sea, cuando sea,
toda persona tiene derecho a buscar asilo
En la inauguración también estuvo presente David Pérez, Consejero de Transportes e Infraestructuras de la Comunidad de Madrid, quien señaló que "esta acción en el Metro permite llamar la atención sobre la situación de las personas que sufren la guerra y que tenemos la necesidad de atender con toda la humanidad y los medios que están a nuestro alcance”. A lo largo del recorrido por la estación encontramos también las historias reales de personas refugiadas que viven o vivieron en España. Entre otras, la de Mariam, una refugiada de Costa de Marfil que sufrió mutilación genital cuando era una niña y con tan solo 17 años fue obligada a casarse con un hombre mucho mayor que ella. Sentía que estaba acabada y que su vida no tenía sentido, por lo que su única opción fue embarcarse en una patera con dos de sus hijos pequeños, arriesgando sus vidas en un peligroso viaje hacia Europa. Logró llegar a Almería. Pero, aunque su pasado está lleno de dolor, Mariam también comparte un testimonio esperanzador. Hoy trabaja como mediadora en un proyecto de acogida para mujeres subsaharianas con hijos. Sueña con abrir su propio negocio de artículos subsaharianos en Córdoba. Hoy, puede volver a soñar. "Me siento feliz y fuerte", asegura.
Ni tan lejos ni hace tanto tiempo
La antigua estación de Chamberí pertenece a la primera línea de Metro de Madrid inaugurada en 1919. En el año 1966 hubo que clausurarla ante la decisión de aumentar la longitud de los trenes de la línea 1 y la imposibilidad de alargar esta estación. Así, Chamberí quedó congelada en el tiempo y, más de medio siglo después, nos ofrece la oportunidad de volver al Madrid de los años 50 y 60. Chamberí, al igual que otras estaciones de metro en Madrid y Barcelona, sirvió no hace tanto tiempo de refugio y de hogar para muchos españoles durante la Guerra Civil. Los andenes, vestíbulos y pasillos que hoy transitamos dieron protección física durante los bombardeos en las ciudades. Entre quienes buscaron refugio en el metro está Paulina Flores Gil, una mujer cacereña que vivía en el madrileño barrio de Las Carolinas. Durante la Guerra Civil, cada vez que sonaban las sirenas anunciando un nuevo ataque, cogía rápidamente a sus cuatro hijos, unas cuantas mantas y se refugiaban en la estación de metro de Pacífico. Su hermana Ignacia se quedó sorda por culpa de un obús cuando corría uno de esos días hacia la estación para refugiarse. El futuro era muy incierto para ellas y para los niños. Pero afortunadamente lograron sobrevivir. Y Paulina tuvo nietos que ahora mantienen viva su memoria y la de su tía Ignacia.
100 millones de personas refugiadas y desplazadas #100MillonesDeRazones para ayudarlas
A la inauguración también acudió la actriz Elena Anaya, que comenzó a colaborar hace 10 años con ACNUR, y quien quiso incidir en el dramático incremento de las cifras de desplazamiento forzado. “Hace 10 años, cuando empecé a colaborar y visité por primera vez los campos de refugiados en Etiopía, había 43 millones de personas refugiadas y desplazadas por la fuerza, frente a los más de 100 millones de hoy en día. Es una bofetada de realidad". Entre esos más de 100 millones de personas refugiadas y desplazadas, también hay personas con necesidades específicas a las que no se debe dejar atrás. Un aspecto que puso de relieve Jesús Blanco, director general de Derechos de las Personas con Discapacidad, quien señaló que "la situación de las personas refugiadas es una cuestión de Estado y desde su Dirección General están trabajando con ACNUR, con el Ministerio de Inclusión y con las Comunidades Autónomas para que todo el proceso de protección internacional de asilo sea inclusivo, ya que a nuestras fronteras llegan personas con discapacidad y es necesario atenderlas conforme a estándares internacionales de derechos humanos". En esta acción concebida por ACNUR en la estación de Chamberí, hay luz al final del túnel y éste es un recorrido con un final esperanzador. Por eso, al final de algunas sesiones el visitante podrá disfrutar de un concierto Candlelight, con un dúo de cuerda (violín y chelo), acompañado de cientos de velas, como homenaje a las personas refugiadas y desplazadas forzosas en todo el mundo. ACNUR ha organizado esta acción junto con el Comité español de ACNUR, organización encargada de la sensibilización y recaudación de fondos en España para ACNUR, y han contado con el apoyo y colaboración de Metro de Madrid -Comunidad de Madrid-, Fever y Thinketers.
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