https://www.lasafueras.info/cultura/2520-el-imperio-koplowitz,-seg%C3%BAn-rub%C3%A9n-juste-en-su-libro-el-ibex-35-una-historia-her%C3%A9tica-del-poder-en-espa%C3%B1a Capítulo 1...
.......Entonces aparecieron, entre un gran escándalo y algarabía, los famosos "Albertos", que no dudaron en mezclar negocios, intrigas y familia, todo en el mismo saco.
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Fueron los actores perfectos para una industría, la de las revistas del corazón, que necesitaba nuevos personajes surgidos de "abajo", que dieran brío a la novela gris sobre la societé postfranquista.
Aparecieron así dos primos, enamorados de las ricas y aristócratas koplowitz y, ya de paso, de los negocios de sus parejas. Las dos hermanas se casaron el mismo año 1969 con los primos Alberto Alcocer y Alberto Cortina. Tres años después entran como consejeros de CYCSA y en 1987 consiguen hacerse con la presidencia de la entidad.
Desde la entrada en los setenta de los Albertos, CYCSA fue ampliando su negocio. A partir de 1973, la firma madrileña se introdujo en nuevas actividades, como limpiezas industriales, fabricación de tubos, obras hidráulicas, carreteras, contratos con Renfe, vertederos, depuraciones de agua y recogida de basuras. A finales de los setenta comienza una política de compras y expansión, con la entrada en el capital de la cementera Portland Valderrivas en 1978. A inicios de los ochenta pasa a grandes compras y entra como accionista en Banco Zaragonzano y en la competidora FOCSA. En el consejo de FOCSA se encontraba un pariente de Alberto Alcocer Torre, el vicepresidente José María Torra Martí. Así pues, el acercamiento con su competidora quedaba en familia.
Los Albertos no agunataban los límites de su despacho, más con los movimientos que se anunciaban en España tras la entrada en La Comunicad Europea y la Unión Monetaria. Un dinamismo hiperactivo que les hizo ser el centro geodésico de los negociados de la época. Para salir al mundo de las oportunidades de la bolsa española, crearon una sociedad, Cartera Central. Lo primero fue negociar con el polémico grupo KIO en 1987, del cual tenían referencias a través de su amigo Javier de la Rosa, conocido también en el entorno del rey. A través de estga sociedad se hicieron con el 15% del capital del Banco Central en manos del grupo kuwaití. En el Central fueron la pieza que necesitaba Solchaga para evitar la presencia extranjera en el banco español.
Con Cartera Central, los Albertos se convirtieron en los ochenta en principales accionistas del Banco Central -que presidía Alfonso Escámez- uy llegaron a controlar el 2% de Banesto, en plena guerra financiera paa impedir el ascenso de Conde hacia la presidencia de la futura entidad fusionada. A finales de 1988, los Albertos ficharon a uno de los peces gordos de la solchaguista banda de los cuatro, poniendo como presidente de Cartera Central nada más y nada menos que al exministro y destacado beautifuliano Miguel Boyer. Los Albertos entraban así de lleno en los planes del grupo afincado en el Ministerio de Economía. Más cuando el Central se hizo con el 2% de Banesto antes de su pretendida fusión. Eran piezas clave de Solchaga para afianzar un conglomerado industrial-financiero afín pero privado.
Aquella aventura predestinada a llenar toneladas de papel cuché tocó fondo.
El primer golpe vino por una portada de Diez Minutos de febrero de 1989, donde se podía ver saliendo de un hotel austríaco a la condesa de Romanones ( Marta Chávarri) y Alberto Cortina. Dos años después los amantes se casarían.
Marta Chávarri fue una de las mujeres más famosas de España en los años 80 y 90. Protagonista de la crónica social y de varios escándalos que afectaron al mundo financiero y político. Hija de diplomático y bisnieta del Conde de Romanones.
Marta Chávarri nació en 1960, sus padres eran Tomás Chávarri, diplomático, y Matilde Figueroa, hija del marqués de Santo Floro y hermana de Natalia Figueroa.
Los líos de faldas con la nobleza acabaron con el matrimonio Cortina-Koplowitz; y, poco más tarde, con su posición en las empresa familiares, pues a las pocas horas de la publicación del número fue obligado a dimitir de Construcciones y Contratas.
Su salida abrupta de CYCSA fue un preludio. Po si esto no fuera suficiente, los planes se fueron torciendo a medida que se estrechó la relación con KIO, el cementerio de elefantes donde muchos encontraron el fin de los días de gloria. Parte del negocio con los kuvaitíes era que, en la venta de las acciones que tenían del Central, se incluía la cesión de los Albertos de los terrenos de la madrileña plaza de Castilla a KIO para construir las torres hoy de Caja Madrid y Realiz. En 1993 estalló la burbuja de la beauttiful people: lo hizo para los Albertos; para Mario Conde; y para los amigos del rey, De la Rosa y Manuel Prado. Ese año Pedro Sentieri y los socios minoritarios de Urbanor, que habían comprado los terrenos de plaza de Castilla, denunciaron a los Albertos por estafa y falsificación de documento privado de venta. Denunciaban que los Albertos habían acordado un precio de 231.OOO pesetas (1.388 euros) el metro cuadrado, pero solo recibieron 150.000 (900) euros. En 2003 fueron condenados a cuatro años de prisión, condena recurrida y postergada hasta 2013. A diferencia de Manuel Prado y Javier de la Rosa, el tentador negocio con KIO no llevó a la cárcel a los Albertos. Sí les desalojó del Banco Zaragozano en 2003, el banco que habían recibido como compensación en el reparto de bienes con las hermanas Koplowitz.
Tanto alboroto desalentó a los Albertos, que se dieron cuenta de que, para permanecer en el pódium del poder económico, había que ser discreto y sutil. Los dos conocían los textos de Baltasar Gracián sobre la virtud de la discreción, pero creyeron que eso solo era de obligado cumplimiento para políticos. Es así como acudieron al oráculo de los negocios, siempre silencioso, pero en primera línea, para dejarse arropar por sus abrazos y palabras de consuelo. Ahi estuvieron para consolarles y reemprender el negocio de la construcción: sigilosos y cautelosos los miembros de la familia March. Uno de los apellidos protagonistas de las intrigas que ha vivido el país en el último decenio, y quienes en 1996 decidieron apoyar, junto a los Albertos, el proyecto empresarial de Florentino Pérez. Eso sí, en este caso adoptaron un perfil más bajo y pusieron al frente a un Florentino deseoso de ser protagonista. Los Albertos habían aprendido la lección.