"Uno de los pilares de las conferencias que Neel impartía con diapositivas era su tierno retrato de Andy Warhol. en él, el artista, medio desnudo, posa con los ojos cerrados y las manos cruzadas como en estado de meditación o de oración. Ofrece al espectador la posibilidad de inspeccionar su pálido y nada atlético cuerpo; el espacio abierto que ocupa facilita, e incluso favorece, dicho escrutinio. La técnica pictórica de Neel acentúa la vulnerabilidad del modelo; de hech, los finos trazos se pueden interpretar metafóricamente como precarias líneas de vida que amenazan con desvanecerse por completo. Un bloque irregular de luz azul lo sostiene por su lado izquierdo, mientras que la superficie alargada de una variante menos saturada del mismo tono acaricia amorosamente su perfil derecho. Al mostrar a Warhol en un espacio sereno, el retrato que Neel comenzó la tarde del 12 de agosto de 1970 representa a su modelo con un enfoque existencial, desvinculado de su fama y del carácter consumista y cotidiano de su arte."

Autorretrato. 1980.

Julia Bryan-Wilson escribe en este catálogo que "en la entrevista que mantuvo con Groshans, Neel rechaza a la hora de considerar su arte, cualquier planteamiento doctrinario o formulista que pretenda restringir su creatividad, exigiendo que se la reconozca por los aspectos experimentales de su obra; como mujer pintora denigrada por su fama de "SIMPLE RETRATISTA" se le solía negar esa valoración. "¿Por qué no permite usted que el artista (nótese el masculino) tenga su propio mundo?, exclama. "Eso supondría libertad, ya sabe". Como se ha comentado, la obra de Neel sufrió a manos de los críticos machistas ultramodernos (mientras algunos, como Kramer, la ridiculizaban, la mayoría la ignoraban) durante décadas en las que se suponía que los límites entre el arte abstracto y el figurativo no sólo se consideraban claros y firmes, sino también profundamente partidistas. De hecho, como queda patente en esta cita, Neel luchó para ser aceptada por los logros pictóricos obtenidos mediante el empleo de pigmentos y una destreza pionera en el manejo de los materiales, y no por ser una laboriosa creadora de lo que ella denominaba "estúpidos, espantosos y confinados cuadros realistas".

Es decir, mientras Neel rehuía la ostensible autonomía de la abstracción pura, rechazaba también los estrictos protocolos del realismo, buscando su propia hibridación de ambos estilos supuestamente opuestos. A lo largo de su dilatada carrera, Neel creó un corpus artístico más variado de lo que se suele reconocer; utilizó materiales diversos y muchas de sus creaciones más experimentales fueron dibujos, acuarelas y pasteles, medios rápidos y baratos en comparación con el óleo sobre lienzo, caro y con un lento proceso de secado."

Susana V. Temkin. Curator, El Museo del Barrio, Nueva York.